Domingo 14.1.18
Malaquías 3:16-18 "Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces se volverán, y discernirán la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve".
Li es un empleado de banco diligente y confiable. Sin embargo, como vivía lo que creía, muchas veces se veía obligado a demostrar que era diferente al resto. Esto se evidenciaba de maneras prácticas, tales como irse del comedor durante una conversación inapropiada.
En un estudio bíblico, le dijo a sus amigos: «Me temo que estoy perdiendo oportunidades de ascensos porque no congenio con los demás».
En la época de Malaquías, los creyentes enfrentaban un desafío similar. Habían vuelto del exilio y reconstruido el templo, pero eran escépticos respecto al plan de Dios para su futuro.
Decían: de qué nos vale servir a Dios. ¿para qué guardar su ley? Qué bien le va a los soberbios, y a los que hacen impiedad... Y hasta son prosperados, a pesar de tentar a Dios...
¿Cómo podemos mantener las convicciones en una cultura que nos dice que perderemos si no cedemos?
Los fieles de aquella época lo enfrentaban, reuniéndose con otros creyentes para alentarse mutuamente. Y Malaquías detalla: «El Señor escuchó y oyó» (vs.16).
Dios lo sabe y se ocupa de todos los que lo honran. No nos llama a «congeniar», sino a acercarnos a Él diariamente y a alentarnos unos a otros. Y a que ¡Permanezcamos fieles en este mundo infiel!
Feliz domingo, y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro Pan Diario)
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