Meditación 19.01.18
Juan 15.9-11 “Como el Padre me ha amado, así también yo les he
amado; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi
amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su
amor. Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo
sea cumplido”.
¿Tienes una vida emocionante? ¿O, como tanta gente,
encuentras que la mayoría de tus días son rutinarios y aburridos? ¿Tus sueños
se te han convertido en decepciones? Si es así, puedes sentirte tentado a darte
por vencido. Pero Dios promete una satisfacción que no puede encontrarse en
ninguna otra parte. El gozo es un regalo de Dios que se encuentra en la
naturaleza y en las promesas inmutables de Cristo, independientemente de las
circunstancias. Es aquí donde se encuentran la fuerza y el poder para no
rendirse.
Hace algunos años, fui probado en cuanto a esto mientras
preparaba un mensaje acerca del gozo. Pocos días antes, había bautizado a un
buen número de personas, y era evidente que el movimiento repetitivo de
inclinarme me había producido tensión en la espalda. No sentí dolor hasta
mediados de semana, cuando traté de levantar algo pesado. De repente, estaba
lidiando con uno dolor severo. Casi de inmediato, el Señor trajo a la mente el
mensaje que me proponía predicar pocos días después. A pesar de que quería
desesperadamente librarme del dolor, descubrí que podía tener gozo en el Señor.
Filipenses 4.4 dice que
nos regocijemos en Él siempre. Por este mandato,
sabemos que aun en medio de las dificultades podemos elegir vivir con gozo.
Esta opción es posible para los creyentes llenos del Espíritu Santo y que
andan en obediencia (Gálatas 5.22, 23).
Piensa en cómo respondes a los tiempos buenos y a los
malos. ¿Te da fuerzas el gozo constante en Cristo? ¿O encuentras alivio
emocional únicamente en medio de circunstancias positivas? Las dificultades son inevitables,
pero la verdad de Dios puede sostenerte.
(De
Encontacto)
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