Meditación 28.12.17
Salmos 19.14 “Sean
gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío”.
Ya hemos visto, en otro momento, fundamentos de la
meditación efectiva, hoy veremos estos otros:
Silencio. ¡Esta puede ser una lucha muy
grande! ¿Con qué frecuencia se sienta usted a orar, y termina siendo el único
que habla? El profeta Isaías nos recuerda que “en quietud y confianza será
[nuestra] fortaleza” (Isaías 30.15). Sin
embargo, por lo general no estamos quietos en la oración. A veces, pasamos de
una a otra petición, sin dar nunca al Padre la oportunidad de responder. ¿Cómo
podemos saber realmente lo que desea para nosotros, si no hacemos una pausa y
le escuchamos en silencio?
Dominio propio. Esto significa simplemente
reconocer que necesitamos ocuparnos de algunas cosas en nuestra vida. Dios está
purificándonos continuamente, y convirtiéndonos en las personas que Él quiere
que seamos. A medida que nos entreguemos más y más a su voluntad,
necesitaremos reconocer que tales áreas ya no están bajo nuestro control.
Sometimiento. Finalmente, los creyentes debemos
someternos a Dios. Toda la oración y toda la meditación que hagamos, no
cambiará nada en nuestra vida si tenemos un espíritu rebelde. Dios desea
conocerle, usarle y moldearle conforme al buen plan que tiene para usted
específicamente. Pero esto no puede suceder si no se somete intencionalmente
a la actividad de Dios en su vida.
La meditación puede resultar difícil, pero como sucede
con el ejercicio, las recompensas bien valen el esfuerzo. Pida la
ayuda del Espíritu Santo y tome la decisión de comenzar a meditar hoy. (De Encontacto.org)
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