Meditación
09.11.17
Colosenses 3.1-3 “Si, pues, habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a
la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la
tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en
Dios”.
¿Alguna vez ha
luchado usted con pensamientos que sabe que no debería tener? Tal vez, a veces, permiten que su mente
se desvíe hacia el resentimiento, el orgullo, los deseos pecaminosos o la ira,
actitudes y sentimientos que usted sabe que no son buenos. ¿Cómo tiende a
responder cuando eso sucede?
Vivimos en un
tiempo y una cultura que continuamente bombardean nuestra mente con
información, por medio de programas de radio y televisión, películas,
periódicos e Internet. A veces, el mensaje es bueno, pero a menudo no lo es. Y
la verdad es que nuestro pensamiento nos afecta más de lo que podemos darnos
cuenta, moldeándonos en lo que nos estamos convirtiendo. Los pensamientos
tienen como fruto las acciones; las acciones, los hábitos; los hábitos, el
carácter; y nuestro carácter, nuestro destino.
En la lectura de
hoy, el apóstol Pablo insta a los creyentes a “seguir buscando”. En otras
palabras, necesitamos buscar a Cristo y continuamente fijar nuestra mente en
las cosas de arriba. La Biblia nos asegura que podemos controlar los
pensamientos confiando en el Señor (vea 2 Corintios 10.5) Si buscamos la ayuda de Dios en nuestra
manera de pensar, Él moldeará nuestro corazón, y cambiará nuestra atención de
cosas materiales e impías, a valores más saludables y espirituales (Filipenses 4.8).
En el momento
que depositamos nuestra fe en Jesús, nos convertimos en personas nuevas. En esto se basa la capacidad de pensar
correctamente (es decir, de pensar más como Cristo) y, por tanto, de tomar
decisiones sabias en la vida. Esto no significa que siempre tendremos
pensamientos rectos, pero sí el poder por el Espíritu Santo de dirigir nuestra
mente en la dirección celestial.
(Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario