martes, 31 de octubre de 2017

“Un modelo de hospitalidad”


Meditación 31.10.17

3 Juan 1.1-8  El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. Porque ellos salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar nada de los gentiles. Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad. Después de leer el pasaje de hoy, ¿puede nombrar al hombre a quien Juan dirigió esta carta? Sería conveniente que tengamos en cuenta a Gayo, porque Juan lo describe como un anciano amado que andaba en la verdad, que actuaba fielmente en lo que hacía, y que amaba a los desconocidos que visitaban la iglesia”.

Aunque esta carta fue escrita a Gayo alrededor del 90 d.C., la primera mención de él en la Biblia aparece más de 30 años antes, durante el 3er. viaje misionero de Pablo. Era originario de Derbe, en Asia Menor, una ciudad que Pablo visitó en sus 2 primeros viajes. Al parecer, Gayo dejó su hogar para acompañar al apóstol en su último viaje; durante ese tiempo fue arrestado por la predicación de Pablo (Hch 19.28-32). También formó parte de un grupo de hombres que viajó con Pablo por Macedonia (Hch 20.4).

Puesto que Gayo era un nombre común, algunos estudiosos se preguntan si la Biblia se refiere a distintos hombres con ese nombre. Pero, de cualquier manera, su hospitalidad, su amor y su fiel servicio a la iglesia son dignos de mención. En Corinto, Gayo sirvió como anfitrión de Pablo, pero también de toda la iglesia (Rom 16.23). Y seguía practicando la hospitalidad y sirviendo como anciano cuando Juan le escribió varias décadas más tarde.

La hospitalidad no es exclusiva de aquellos que les resulta fácil. Romanos 12.9-21 contiene una larga lista de instrucciones que se aplican a todos los creyentes; y entre ellos hay amonestaciones de ayudar en las necesidades de los santos y de practicar la hospitalidad (Rom 12.13). Gayo es un ejemplo maravilloso para nosotros, porque estuvo dispuesto a aceptar incomodidades abriendo su hogar, tanto a creyentes conocidos como a desconocidos.
(Encontacto.org)

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