Meditación 27.10.17
Hechos 1.4-8 “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días. Entonces los que se habían reunido le
preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y
les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre
puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
Testificar de Cristo puede ser algo inquietante para
muchos creyentes. Aunque queramos obedecer el llamado del Señor de “Id y haced
discípulos” (Mt 28.19), nos preguntamos: ¿Qué puedo hacer? o ¿Qué puedo decir? Puede
ser un poco intimidante pensar que tenemos que hacerlo todo. Felizmente, no
estamos solos.
Vea de nuevo los versículos clave de ayer, en Mateo 28.18-20. Por saber que estaba dando una orden
potencialmente embarazosa, el Señor la expresó de manera calculada. Notemos que
este pasaje tiene básicamente tres componentes:
1. Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la Tierra.
2. Debemos ir a hacer discípulos.
3. Jesús estará con nosotros en cada paso del camino.
2. Debemos ir a hacer discípulos.
3. Jesús estará con nosotros en cada paso del camino.
Estas palabras, junto con la promesa del Espíritu Santo
en Hechos 1.8, nos revelan que la responsabilidad de hacer
discípulos no es solo nuestra. Jesús no solamente está presente con nosotros,
sino también derramando su poder en nosotros para que podamos ser sus testigos
de una manera más efectiva, y ser sus embajadores en el mundo. El trabajo y el
poder son de Él. Nosotros somos apenas instrumentos suyos para hacer su
trabajo.
Dios quiere usarnos, pero no nos ha dejado el trabajo
solo a nosotros. Él, que tiene todo el poder y toda la autoridad en el
universo, está a nuestro lado paso a paso, y ha puesto ese poder en nosotros
por medio de su Santo Espíritu. Todo lo que necesitamos lo tenemos a nuestro
alcance. Lo único que tenemos que hacer es obedecer la orden de “Id”. ¿A dónde
le guiará a usted esa orden hoy? (Encontacto)
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