Meditación 16.10.17
Te invito a leer en 1 Samuel 17.12-51.
El ejército filisteo estaba listo para la batalla. David,
apenas un muchacho, había viajado desde su casa hasta el frente de batalla para
saber de sus hermanos y llevarles comida. Allí escuchó las amenazas del famoso
Goliat contra Israel. El joven israelita se indignó: ¿Quién era este gigante para desafiar
el ejército del Señor?
David sintió la dirección de Dios y obedeció. Entonces se produjo un enfrentamiento entre un gigante y un muchacho.
Pero debido a que el Dios todopoderoso estuvo del lado del joven, Goliat
y todo el ejército filisteo fueron derrotados.
Esta es una historia sorprendente; rara vez oímos de
milagros como éste. Pero nosotros, al igual que David, podemos vivir
victoriosamente, incluso en medio de circunstancias aterradoras.
1ero, tenemos que entender
al éxito desde la perspectiva del Señor: las metas deben alinearse con la
Biblia; luego el Padre celestial nos dirige, y seguimos adelante con
confianza.
2do, como David, se debe
tener una idea clara de lo que se quiere lograr. Las metas deben ser lo
suficientemente claras para ponerlas por escrito en una o dos frases. Por
ejemplo, la meta de David era liberar al pueblo de Dios de sus enemigos.
Nuestras metas pueden ser grandes y para toda la vida, como ser ejemplos de
dependencia del Señor para nuestros hijos. Otras metas, como dedicarle una
noche a la familia cada semana, son más fáciles de lograr.
Ya se trate de un problema como el de David, o de una
tarea más fácil, usted debe tener una vida con propósito. Pida dirección
y propósito al Señor al poner por escrito sus metas, ya sean grandes o
pequeñas. El mismo Dios que condujo a David a la victoria, desea dársela a
usted también hoy.
(De Encontacto.org)
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