Meditación 02.10.17
“Evite la
condescendencia (el beneplácito)”.
Te invito a leer en Proverbios 2. “1 Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares
dentro de ti,…. 22 Más los impíos serán cortados de la tierra,
y los prevaricadores serán de ella desarraigados”.
Aunque la tentación de renunciar amenaza a todo creyente,
no tenemos que ceder ante ella. Si somos conscientes del peligro, y entendemos
las consecuencias finales, podemos tomar la decisión de estar vigilantes en
obediencia al Señor. El primer paso para combatir esta situación es entender
por qué es tan tentadora. Es fácil ceder ante la presión de los demás para que
tomemos parte en lo que sabemos que Dios ha prohibido, pues es natural querer
evitar el rechazo. Pero cualquiera que esté decidido a agradar a Dios, debe
estar dispuesto a soportar persecución (2 Timoteo 3.12). Otras
veces aceptamos actividades que violan nuestra conciencia, solo para evitar el
conflicto, pero lograr la paz no debe ser a costa de sacrificar la obediencia a
Dios.
Sin embargo, esta tentación no siempre viene de los
demás. De hecho, Santiago 1.14 dice que
somos atraídos cuando nos dejamos llevar por nuestra propia concupiscencia.
¿Cuántos cristianos han caído en inmoralidad sexual o pornografía al ceder ante
una segunda mirada? La codicia también nos lleva a cambiar nuestra postura. Ya
sea que mienta en su declaración de impuestos, o se apodere de objetos de su
lugar de trabajo, se sale de los límites de la obediencia a Dios. Base sus
decisiones en la verdad bíblica, no en sentimientos ni deseos.
Para permanecer firmes y no ceder ante otras posturas,
debe hacer de la Biblia su manual de conducta. Si usted
comienza cada día meditando en su Palabra, Dios guiará sus pasos. Cuando el
Espíritu Santo le dé una advertencia, obedezca de inmediato, pues ceder
ante la tentación le abre una puerta a Satanás. (Encontacto.org)
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