Lunes 18.9.17
Isaías 53:4-5. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Jesús sufrió todo el castigo y dolor por el pecado, para darnos salvación eterna, salud y restauración, Él “llevó tus enfermedades… sufrió tus dolores… por su llaga eres curado…”. Jesús fue enviado para dar buenas nuevas a los pobres; sanar a los quebrantados de corazón; pregonar libertad a cautivos, vista a ciegos; libertad a oprimidos; sanidad a los quebrantados de corazón (Lc. 4:18-19). De todo, sin excepciones, el Señor Jesús es nuestro libertador y sanador.
El Señor envió su Palabra, para sanarnos, y librarnos de la ruina; esa Palabra del Señor nos genera vida, restaura (espíritu, alma y cuerpo), expone las malas intenciones, así como los motivos incorrectos del corazón.
La acción poderosa del Espíritu Santo proclama año de buena voluntad de Dios, también día de venganza. Pero consuela a los enlutados. Ordena que a los afligidos se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya (Isaías 61:1-3).
Dios es Todopoderoso, desea hacer Su obra en lo profundo de tu corazón, Él sólo espera un acercamiento humilde, sincero, y genuino de tu parte… Y el Espíritu Santo quiere ayudarte. Ven a Cristo hoy mismo!
Y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: Mensajes y sermones para predicar)
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