Miércoles 20.9.17
Hebreos 12:1-3 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.
Así como sucede con los integrantes de una gran orquesta, qué todos mantienen sus miradas en el director, la Biblia indica que mantengamos los ojos puestos en nuestro Señor Jesús.
Siempre tendremos a nuestros derredores muchos ojos que nos miran, esperando ver nuestros pasos flaquear; por lo tanto, se hace sumamente necesario, no quitar nuestros ojos de Jesús, a fin de poder llevar buen testimonio de quiénes somos. Poder mostrar una identidad firme de que somos cristianos, a pesar de todo lo que el mundo ofrece e invita a realizar, sabiendo que no agradaría a Dios, aunque a nosotros nos atraiga.
Jesús ha prometido estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mt. 28:20). Su maravillosa presencia nos da el privilegio de fijar nuestros ojos en Él, mientras Él dirige la partitura de nuestra vida.
Pide hoy al Señor que nunca dejes de mirarle. Que te guarde en completa paz, porque tus pensamientos y miradas en Él perseveran; porque en Él has confiado y confiarás.
Y que Dios te bendiga!
Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)
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