Meditación 12.9
1 Juan 5.14-15 “Y esta es la confianza que tenemos
en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos
oye; y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que
tenemos las peticiones que le hayamos hecho”.
A lo largo de
toda la Biblia, somos desafiados a orar. En el Sermón del monte, Jesús dice a
sus discípulos que sigan pidiendo, buscando y llamando con la confianza de que
el Padre celestial dará cosas buenas a sus hijos (Mateo 7.7-11). Y en Filipenses 4.6, Pablo nos exhorta a orar sin cesar. Por
tanto, es obvio que Dios quiere que vengamos a Él con todas nuestras
necesidades y preocupaciones.
El pasaje de hoy
nos asegura que el Señor escucha y responde nuestras oraciones. Pero
esta promesa es acompañada por una condición: debemos pedir de
acuerdo con la voluntad de Él. Sin embargo, ¿cómo podemos saber si nuestra
petición es lo que Él desea? Gran parte de la voluntad de Dios está indicada
claramente en la Biblia.
Aunque nos
gustaría estar seguros de que el Señor escuchará y responderá, a veces
nuestras oraciones parecen disparos a ciegas, porque no tenemos idea de si
armonizan con su voluntad. Si nos atrevemos a reconocerlo, también hay momentos
en los que solo queremos que Dios haga lo que le pedimos, sin reparar en lo que
Él desea.
Si queremos
orar de manera eficaz, nuestra meta no debe ser ofrecer oraciones rápidas,
irreflexivas o egoístas
con la esperanza de recibir respuestas rápidas. Por el contrario, debemos aprender
a orar con sabiduría y paciencia. Además de expresar nuestras
preocupaciones y peticiones a Dios, debemos ofrecernos a nuestro Padre,
como lo hizo Jesús en Getsemaní (Mateo 26.39).
Cuando nos
rendimos al Señor y somos obedientes a Él, su Espíritu nos guía y nos da la
sabiduría que necesitamos para orar de acuerdo con su voluntad. (De Encontacto.org)
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