lunes, 28 de agosto de 2017

"Tu palabra sabia de hoy"

Dgo. 27.8.17

Salmos 32:1-5 "Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y  en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado".

El rey David también descansó perdonado después de confesar sus pecados. Los había escondido  hasta que «se envejecieron sus  huesos". Cuando decidió confesar sus errores, Dios borró sus culpas, lo protegió de la angustia y lo envolvió con cántico de liberación (vs. 7).

David se gozó, porque el que espera y confía en el Señor, le rodea la misericordia.

No puedes elegir las consecuencias de tus pecados, ni controlar las respuesta de la gente cuando los confieses buscando su perdón. Pero Dios nos da la libertad de la esclavitud del pecado, y paz mediante la confesión.... Y nuestra culpa desaparece.

Cuánto debemos agradecer al Señor, que nos  perdona y borra nuestras culpas, siempre que decidamos confesárselas.

Cuando Dios nos perdona por un pecado, la culpa por ese, desaparece por siempre!
(Referencia: Nuestro pan diario)

Dios te perdonará ese pecado que hoy le confesarás, y te bendecirá!

Wilda M.V.

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