martes, 28 de marzo de 2017

"Nuestras recompensas en el cielo"

Meditación 28.3.17

Mateo 6.16-20 "Cuando ayunen, no sean austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. No se hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino hagan tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan".

¿Alguna vez usted ha pensado en qué tipo de recompensas va a recibir cuando llegue al cielo? La Biblia explica los criterios que Dios usará para determinar estas recompensas, y qué tipo de conducta las merecerá. Cuando estemos ante el tribunal de Cristo, seremos juzgados sobre la base de la luz que recibimos, es decir, de la verdad que Dios puso a nuestra disposición y de lo que hicimos con las oportunidades que nos fueron dadas.

Además, algunas acciones y actitudes específicas resultarán en ciertas recompensas. Por ejemplo, se nos dice en el libro de Mateo que hay una gran recompensa guardada en el cielo para quienes sean insultados y perseguidos por causa de Jesús (Mateo 5.11-12). En otras partes, el Señor nos dice que los actos de bondad hechos por sus seguidores serán notados y recompensados (Mateo 25.40). Ni siquiera un vaso de agua dado a un discípulo sediento será pasado por alto en el día del juicio (Mateo 10.42).

Entre los recompensados están aquellos a quienes Dios llama para dejar la familia y las posesiones personales por causa del evangelio. Otra acción que atrae la atención especial del Padre es el amor dirigido hacia nuestros enemigos. Por esta actitud, habrá una gran recompensa y seremos llamados “hijos del Altísimo” (Lucas 6.35).

A veces, otras personas parecen prosperar y tener una gran cosecha sin siquiera notar cómo preparamos el terreno. Sin embargo, Dios nos asegura que ni el que planta ni el que riega serán pasados por alto (1 Corintios 3.8). El Señor ve cada detalle, y todo lo hecho por amor a Él será recompensado. (De Encontacto.org)


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