Meditación 11/1/17
Te invito a leer y reflexionar en Jueces 16. Ahí encontrarás la historia de Sansón y Dalila,
así como su muerte… Espero que saques tiempo para leerla.
Si usted no se ocupa de sus debilidades, ellas le destruirán. Las vulnerabilidades pueden acercarle más a Dios o volverle ciego a su amor. José y Sansón enfrentaron tentaciones semejantes, pero reaccionaron de maneras muy diferentes. Día tras día, la esposa de Potifar trató de seducir a José, pero él rechazó sus proposiciones (Génesis 39.7-9). Sansón, en cambio, cedió voluntariamente ante Dalila (Jueces 16.15-16).
Sansón fue consagrado a Dios, y el Espíritu Santo se movía en su vida (Jueces 13.24-25). No obstante, eligió la senda de la intemperancia.
Por ser demasiado orgulloso para reconocer su debilidad, vivió negándose a ver la realidad, lo que lo llevó a una falta de disciplina y dejó la puerta abierta a Satanás. Debido a que justificó su debilidad, ésta creció y pronto comenzó a dominar su vida. Al escuchar las mentiras del diablo y a gente impía, cambió la bendición de Dios y su fuerza sobrenatural por el placer sexual irresponsable. Al final, ¿qué obtuvo? Absolutamente nada.
Si se le da la más mínima oportunidad, el pecado se infiltrará en su vida y lo afectará todo, incluso su fe, su trabajo y sus relaciones. Tal vez usted esté pensando que no tiene ninguna debilidad con el potencial de destruir su vida; eso es porque Satanás ya le ha cegado a la realidad espiritual que le rodea.
Usted tiene la opción de hacer frente a la tentación como lo hizo José, o como Sansón. En momentos de debilidad, ¿depende de Dios, le obedece y le pide fuerzas para vencer? ¿O inventa excusas y se aparta de su dirección? ¡Qué diferente habría sido la vida de Sansón si hubiera elegido una respuesta mejor! (De Encontacto.org)
Si usted no se ocupa de sus debilidades, ellas le destruirán. Las vulnerabilidades pueden acercarle más a Dios o volverle ciego a su amor. José y Sansón enfrentaron tentaciones semejantes, pero reaccionaron de maneras muy diferentes. Día tras día, la esposa de Potifar trató de seducir a José, pero él rechazó sus proposiciones (Génesis 39.7-9). Sansón, en cambio, cedió voluntariamente ante Dalila (Jueces 16.15-16).
Sansón fue consagrado a Dios, y el Espíritu Santo se movía en su vida (Jueces 13.24-25). No obstante, eligió la senda de la intemperancia.
Por ser demasiado orgulloso para reconocer su debilidad, vivió negándose a ver la realidad, lo que lo llevó a una falta de disciplina y dejó la puerta abierta a Satanás. Debido a que justificó su debilidad, ésta creció y pronto comenzó a dominar su vida. Al escuchar las mentiras del diablo y a gente impía, cambió la bendición de Dios y su fuerza sobrenatural por el placer sexual irresponsable. Al final, ¿qué obtuvo? Absolutamente nada.
Si se le da la más mínima oportunidad, el pecado se infiltrará en su vida y lo afectará todo, incluso su fe, su trabajo y sus relaciones. Tal vez usted esté pensando que no tiene ninguna debilidad con el potencial de destruir su vida; eso es porque Satanás ya le ha cegado a la realidad espiritual que le rodea.
Usted tiene la opción de hacer frente a la tentación como lo hizo José, o como Sansón. En momentos de debilidad, ¿depende de Dios, le obedece y le pide fuerzas para vencer? ¿O inventa excusas y se aparta de su dirección? ¡Qué diferente habría sido la vida de Sansón si hubiera elegido una respuesta mejor! (De Encontacto.org)
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