Meditación 24/10/16
Zacarías 4.1-9 "Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus 7 lámparas encima del candelabro, y 7 tubos para las lámparas que están encima de él; 3 Y junto a él 2 olivos, el 1 a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: 9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros".
¿No sería maravilloso que fuera fácil hacer siempre la voluntad de Dios? Pero, a veces, parece como si una montaña se interpusiera entre nosotros y el llamado que hemos recibido. Cuando Zorobabel se sintió así, el Señor envió a su profeta Zacarías con un mensaje de aliento.
Zorobabel estaba dedicado a la tarea de reconstruir el templo. Cuando el rey Salomón construyó el primer templo, el reino estaba en paz, había abundancia de recursos y la mano de obra era enorme. Pero la situación era totalmente diferente cuando los judíos regresaron después de 70 años de destierro en Babilonia. Eran pocos en número, sus enemigos seguían atacándolos, Jerusalén estaba en ruinas y los recursos eran muy limitados. El mensaje de Zacarías contenía 2 principios que lo fortalecieron, y que nos pueden ayudar a nosotros, también.
· Debemos enfrentar las tareas que nos ha dado Dios, en el poder del Espíritu Santo. La obra del Señor es imposible de hacer con fuerzas humanas. Su Espíritu que mora en nosotros tiene que darnos la sabiduría y energía para cumplir la voluntad de Dios.
· Cuando Dios nos llama a una tarea, Él asume la responsabilidad de quitar cualquier obstáculo. Lo que nos parece como una montaña es un simple montículo de un hormiguero para Dios. Veamos los obstáculos a través de los ojos del Señor, y confiemos en Él.
¿Le está pidiendo el Señor que haga algo que parece imposible?Pensar en su propia insuficiencia conduce al desaliento, pero enfocarse en Él da la esperanza y las fuerzas para perseverar. (De En Contacto)
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