lunes, 5 de septiembre de 2016

"La excelente práctica del ayuno"

Meditación 05/09

Nehemías 1.1-11 les resumo el pasaje: Estas fueron palabras de Nehemías, quien quiso saber de la situación de sus hermanos judíos. La información recibida fue que estaban en gran mal, que el muro de Jerusalén había sido derribado y sus puertas quemadas. Al oír esto, se senté y lloró; ayunó y oró delante de Dios. Nehemías dijo a Dios: estén ahora atentos tus oídos y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, por los hijos de Israel tus siervos; y confesó los pecados que los hijos de Israel habían cometido contra Él; reconoció que tanto él, como su pueblo habían pecado, se habían corrompido, y no habían guardado los mandamientos. Luego le recordó las palabras que Él le dijera a Moisés, de que si pecaban les dispersaría por los pueblos;  pero que si se volvieran a Él, guardaren los mandamientos, Él los reuniría nuevamente. Nehemías le recordó que esos eran sus siervos y su pueblo, que habían sido redimidos con su gran poder, y mano poderosa…  Léalo completo en su Biblia...

El hermano de Nehemías llegó de Judá con malas noticias: los israelitas que vivían en Jerusalén estaban angustiados. Al enterarse de su sufrimiento, Nehemías ayunó y oró al Señor durante varios días. Durante ese tiempo, descubrió que Dios quería que pidiera ayuda al rey de Persia.

Ayunar es una disciplina espiritual que nos ayuda a centrar nuestra atención en el Señor y descubrir su voluntad para que podamos actuar conforme a ella.

Las personas ayunan de diversas maneras: algunas evitan consumir alimentos, mientras que otras se abstienen de ciertas actividades. El período de tiempo puede variar también. Pero el enfoque en cada caso debe ser el mismo: buscar a Dios y descubrir su voluntad.

Cuando nos privamos de ciertas cosas suceden varias cosas.
1.  El Espíritu Santo nos ayuda a dejar de lado los asuntos terrenales. Las relaciones, el trabajo y el placer ocupan un lugar secundario al concentrarnos en Dios y sus propósitos.
2. Nuestra atención se desplaza de nosotros al Señor. Nuestra manera de pensar se vuelve más clara, y nuestra capacidad para entender los planes de Dios se agudiza, porque no estamos distraídos en otras cosas.
3. El Señor nos limpia espiritualmente. Su Espíritu nos convence de alguna actitud o conducta pecaminosas. Después de confesar nuestro pecado, somos perdonados y limpiados (1 Juan 1.9).

Cuando nos lleguen noticias inesperadas, como a Nehemías, es posible que nos preocupemos. Él sabiamente buscó al Señor mediante el ayuno y la oración. Esta excelente práctica puede ayudarnos también a escuchar con claridad a nuestro Padre celestial y a enfrentar cada situación. (De Encontacto.org)

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