Meditación 08/08
Santiago 5.16 "Confesar sus ofensas unos a otros, y oren
unos por otros, para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede
mucho".
El
letrero favorito de mi madre, que colgaba sobre la puerta de nuestra casa, nos
recordaba que “La oración lo cambia todo”. Desde que era muy pequeño, fui
testigo de esta poderosa verdad por su ejemplo. Ella me contaba algunas
dificultades que estaba enfrentando, y luego me pedía que orara por esos
motivos con ella. Y después se aseguraba siempre de dar la gloria a Dios cuando
compartía la maravillosa noticia de que Él había respondido esas oraciones.
De hecho,
esta es nuestra confianza: que cualquier cosa que pidamos, que armonice con el plan del Padre, será
concedida. Y cuanto más tiempo pasemos con Él, más llegaremos a entender su
voluntad y cómo orar por ella.
Recuerde
que la oración no hace cambiar de opinión a Dios,
pero sí transforma el corazón del creyente. Algunas peticiones son
concedidas de inmediato, simplemente porque pedimos con la comprensión de que a
nuestro Padre celestial le encanta darnos cosas buenas. Otras peticiones
pueden requerir más tiempo o ciertos preparativos divinos antes de que nos sean
concedidas. Nosotros, mientras tanto, debemos simplemente ser
persistentes en la oración.
Cualquiera
que sea la respuesta o el tiempo del Señor, podemos confiar en que Él solo tiene reservado lo mejor para sus hijos.
La oración nos permite ser testigos de la mano de Dios en cualquier situación.
Y a medida que dediquemos atención, tiempo y
perseverancia a la conversación con Él, no habrá límite para lo que podamos
lograr en los corazones y las circunstancias de las personas.
(De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario