Meditación 01.06
Proverbios
3.24-26 "Cuando te
acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No
tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere,
Porque Jehová será tu confianza, y él preservará tu pie de quedar preso".
David tenía la
confianza de que el Señor estaba siempre a su mano derecha (Salmos 16.8). Sus salmos
revelan que, al examinar su vida, veía la huella de Dios. Como David, debemos preparar nuestros ojos
espirituales para percibir la evidencia de la presencia de nuestro Padre
celestial. Ver a Dios con ojos espirituales no es verlo de vez en cuando;
es un estilo de vida.
En el Sermón
del monte, Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos
verán a Dios” (Mateo 5.8). Quienes andan delante del Señor con una conciencia limpia controlarán
sus pensamientos pecaminosos, hábitos, actitudes y palabras. Echan fuera el
pecado, y viven rectamente. Estos creyentes tienen una claridad espiritual
que agudiza su conciencia de la presencia de Dios y de sus bendiciones.
Hace varios años
desarrollé un hábito que me ha ayudado a enfocarme en Dios. Cuando me
acuesto, hablo con el Señor antes de dormirme, y trato de recordar qué cosas me
sucedieron en el día. Lo que hago, en realidad, es buscar evidencias de la actividad del Señor. ¿Cómo guió Él
cierta decisión? ¿Cuál fue su respuesta a algún problema? ¿Cómo
me protegió en alguna situación? El ver la actividad de Dios por
segunda vez (incluso cuando la experiencia inicial fue difícil), graba más
profundamente en mi corazón la realidad de su amor.
La evidencia del
gran poder de Dios está en toda nuestra vida. Ver al mundo con ojos espirituales bien abiertos cambia nuestra
perspectiva. En vez de decir: “No puedo”, diga: “Puedo, porque el Señor me da poder”. Viva confiado en nuestro amoroso y
omnipotente Dios, quien mora en usted.
(De Encontacto.org)
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