Meditación 18.05
Salmo 27.14 "Aguarda a Jehová; esfuérzate,
y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová".
Nuestra
cultura es una sociedad de “lo inmediato”. Gracias a inventos como
la computadora y el microondas, estamos acostumbrados a los resultados rápidos. Un ritmo acelerado no es necesariamente
malo, pero debemos evitar buscar siempre
la realización inmediata de las cosas, sin esperar el tiempo de Dios.
Este problema es muy anterior a la era de la
computación. En Génesis 15.4-5, Dios le
dice a Abraham que, aunque él y su esposa Sara eran demasiado viejos para tener
hijos, de él nacería una gran nación. Abraham le
creyó a Dios, pero decidió tomar el asunto en sus manos. Se llegó a
Agar, la sierva de Sara, para que ella pudiera tener el hijo prometido (Génesis 16).
Es
probable que Abraham justificara su decisión, al pensar que el Señor
quería que tuviera un hijo. ¡Puesto que era imposible tenerlo de otra manera, eso era seguramente lo que Dios quería que
hiciera! Pero no era así. Abraham tuvo que
cargar con las consecuencias de sus acciones: celos, resentimientos y
hostilidad entre Sara y Agar. Estos problemas, a su vez, crearon después más
dificultades, tanto a corto plazo como a lo largo de la historia.
Pero el
Señor fue fiel, y catorce años después Sara tuvo un hijo. Pero las consecuencias de la decisión de Abraham de
ignorar el plan de Dios están todavía con nosotros. Los dos muchachos llegaron a ser padres de dos naciones que siguen en
conflicto hasta el día de hoy.
Como Abraham, debemos creer las
promesas de Dios, pero preferimos los resultados inmediatos. O que las cosas sean a nuestra manera. Pídale al Señor que le dirija, y espere en
Él. Lo que Él haga quizás no sea lo que usted
quiere, pero será siempre lo mejor.
(De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario