MEDITACIÓN 1.3
Hechos 2.1-14 Les
resumo esta lectura, pero traten de leerla en su Biblia:
...Al
llegar el día de Pentecostés, con
todos unánimes juntos, de repente vino del cielo
un estruendo el cual llenó toda la casa. Se aparecieron lenguas como de
fuego, y hubo llenura del Espíritu Santo; lo cual hizo hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les guiaba. Hubo mucha gente (de muchos
lugares diferentes), confusa por lo que escuchaban; estaban atónitos y maravillados.
...Se preguntaban ¿Qué quería decir eso? Otros se burlaban, decían que estaban
borrachos. Y Pedro, tomando el mando, se puso de pie con los once, alzó la voz
y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén,
esto os sea notorio, y oíd mis palabras...
Al ser llamado por el Señor a una vida de
discipulado y servicio, Pedro dejó su profesión de pescador para convertirse en
el líder de la iglesia en Jerusalén. Podemos aprender mucho de la
transformación que experimentó por sus logros y sus fracasos.
Pedro fue el primero que reconoció
públicamente que Jesús era el Mesías. Cuando el Señor preguntó a los discípulos
quién creían ellos que era, Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente” (Mt.16.16). Al confesar resueltamente su fe delante
de los demás, no se cohibió por temor a lo que pudieran pensar. Igualmente, la
base de nuestra identidad, tanto en público como en privado, tiene que ser que
somos seguidores de Cristo. Nuestras palabras y acciones
deben proclamar que le pertenecemos a Él.
Después del arresto de Jesús, la fe de
Pedro flaqueó. Cuando lo desafiaron a decir si había estado con Jesús, lo negó.
Tal como lo había profetizado el Señor, el apóstol negó tres veces su relación
con Él. ¡Qué lágrimas tan amargas las del discípulo por su acción! (Mt.26.69-75). Después de su resurrección, Jesús
perdonó a Pedro, y luego lo llamó a amar a las “ovejas perdidas” del mundo (Jn. 21.15-17).
En Pentecostés, después de
ser lleno del Espíritu Santo, Pedro comenzó su ministerio anunciando el
evangelio a miles de personas (Hch.2.6-11,41). Por medio del poder de
Dios, muchos fueron salvos.
Pedro es un buen ejemplo de la clase de
persona que nuestro Padre celestial puede utilizar: a alguien con fortalezas y
debilidades, que aprende de sus errores y que es obediente a los propósitos del
Señor. ¿Está usted resuelto a seguir el plan de Dios para su vida?(De Encontacto.org)
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