viernes, 4 de marzo de 2016

"El Peligro de la Conversación Frívola" y "Las Palabras de Nuestra Boca"

Meditaciones 4.3 y 3.3
4 de marzo
"El Peligro de la Conversación Frívola" Proverbios 12.13-22 "El impío es enredado en la prevaricación de sus labios; el justo saldrá de la tribulación. El hombre será saciado de bien del fruto de su boca; le será pagado según la obra de sus manos. El camino del necio es derecho en su opinión; el que obedece al consejo es sabio. El necio al punto da a conocer su ira; el que no hace caso de la injuria es prudente. El que habla verdad declara justicia; el testigo mentiroso, engaño. Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; la lengua de los sabios es medicina. El labio veraz permanecerá para siempre; la lengua mentirosa sólo por un momento. Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; alegría en el de los que piensan el bien. Ninguna adversidad acontecerá al justo; los impíos serán colmados de males. Los labios mentirosos son abominación a Jehová; los que hacen verdad son su contentamiento."

Pregunte la definición de chismear, y le dirán algo acerca de esparcir rumores. Es correcto, pero no lo es todo. Chismear incluye cualquier conversación frívola o maliciosa que dañe a alguien. En otras palabras, la conversación perniciosa es un pecado universal de lo que todos hemos sido culpables.

Por ejemplo, ¿ha hecho usted alguna vez un comentario negativo acerca de la manera como se vistió una persona? ¿Le dijo a un amigo que alguien que usted conoce debiera pensar en cambiar de trabajo? ¿Hizo comentarios acerca de la vida personal de otro individuo? Permítame hacerle una última pregunta: ¿Sintió algo en su espíritu mientras hablaba? Todos estos pueden ser ejemplos de chismes, de palabras que sí dañan, a pesar de lucir inofensivas.

Los comentarios frívolos se hacen a menudo de un modo que los hace parecer como si no fueran chismes.

Las personas enmascaran el chisme de tres maneras comunes:
1) En son de broma, 2) Usando detalles personales de los demás “como ejemplo” y 3) Disfrazando la difusión de la información como una petición de oración.

Por supuesto, no toda broma o ilustración es un chisme. El cuerpo de Cristo está llamado, sin duda, a orar por quienes están enfrentando situaciones difíciles. Por tanto, debemos conocer la diferencia entre la conversación sabia y la frívola.

La diferencia está en la motivación del corazón (Salmos 19.14). La lengua se suelta fácilmente cuando la intención es arruinar la reputación de una persona o hablar de las desgracias ajenas. Por el contrario, el deseo de agradar a Dios y mostrar su gracia a nuestro prójimo, nos mueve a decir lo que es bueno para edificar (Efesios 4.29).

3 de marzo
"Las Palabras de Nuestra Boca"   2 Timoteo 2.23-3.5 "Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.  También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita."
Chismear es considerado un pasatiempo relativamente inofensivo, en especial, cuando se le compara con pecados como el asesinato o el adulterio. Satanás ha pintado al chisme como algo insignificante, pero si examinamos esta mentira, veremos la horrible verdad. Dios, en la Biblia, pone al chisme entre los pecados más viles (Romanos 1.28-31).
Nada en cuanto al chisme es inofensivo. Ya sea que lo dicho dañe intencionalmente, o solo sea algo frívolo, una persona puede ser herida o avergonzada.
Un amigo se propuso encontrarle el origen a una dañina habladuría acerca de él. Le preguntó a una persona tras otra: “¿Dónde escuchó usted eso?” Después de conversar con 17 pastores, descubrió a la persona que había originado el rumor. Esta persona reconoció que había especulado en voz alta en cuanto a una situación que no conocía bien. Una reacción en cadena había comenzado con un hombre que sacó una conclusión apresurada mientras conversaba con un amigo.
Aunque la víctima nunca se entere de lo que se habla a sus espaldas, el chisme siempre tiene consecuencias. Las personas que riegan cuentos revelan su condición interna: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12.34). De una lengua venenosa brotan la envidia, los resentimientos o el orgullo interno.
El chisme tiene poder de herir, destruir reputaciones y dividir iglesias. No tenemos el derecho de dañar la vida de nadie. Dios es el único a quien debemos acudir cuando oigamos un rumor. Los que enfrentan pruebas necesitan de oración, no de lenguas que pregonen su desgracia (Gálatas 6.2).
(De Encontacto.org)

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