MEDITACIÓN 25.2
1 Corintios 10:1-13 "Porque
no quiero, hermanos, que ignoren que nuestros padres todos estuvieron bajo la
nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la
nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y
todos bebieron la misma bebida espiritual; porque
bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de
los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el
desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para
que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni sean idólatras,
como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a
beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos
fornicaron, y cayeron en un día 23 mil. Ni tentemos al Señor, como
también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni
murmuren, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.
Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están
escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los
siglos. Así que, el que piensa estar
firme, mire que no caiga. No les ha sobrevenido
ninguna tentación que no sea humana; pero fiel
es Dios, que no les dejará ser tentados más de lo que puedan resistir, sino
que dará también juntamente con la tentación la salida, para
que podáis soportar."
Dios estableció límites de protección para sus hijos porque sabe los peligros que acarrea la desobediencia,
tanto para el transgresor como para los que son afectados por el pecado. Su Palabra nos advierte que no debemos ceder al pecado, sino obedecer a Cristo con una vida de abnegación, que es
la vía que conduce al gozo.
Sin embargo, el mundo dice que la satisfacción se
encuentra en la adquisición de riquezas, poder y amigos. Satanás susurra la mentira de que la felicidad se logra
cediendo a los deseos. Su propósito de
apartarnos de Dios comenzó con la tentación de Adán y Eva, a quienes Dios había
dado acceso a todos los árboles del huerto, menos a uno. El primer hombre y la
primera mujer se salieron de los límites puestos por el Señor, comieron del
árbol prohibido y se vieron separados de Dios. Satanás utilizó la duda
(“¿Conque Dios os ha dicho?”), la mentira (“no moriréis”), y el autoengaño
(“seréis como Dios”) para lograr su propósito (Génesis 3.1-5). Hizo
parecer muy atractiva la rebelión contra Dios, que es la raíz de todo pecado. Sus métodos siguen siendo los mismos hoy.
La única manera que tenemos para resistir el mundo, los susurros
del enemigo y nuestros deseos egoístas es sumergirnos en la Palabra de Dios. Debemos centrar nuestra atención en conocer al Señor en su plenitud, creyendo sus
promesas y obedeciendo sus mandamientos. Solo mediante una relación con Dios podremos dar la
batalla contra el pecado y mantenernos firmes.
Permita que el Señor le hable hoy por medio de su
Palabra. Él tiene mucho que decirle.
(De Encontacto.org)
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