jueves, 25 de febrero de 2016

"La Batalla Contra el Pecado"

MEDITACIÓN 25.2

1 Corintios 10:1-13 "Porque no quiero, hermanos, que ignoren que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual,  y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni sean idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día 23 mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.  Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.  Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no les dejará ser tentados más de lo que puedan resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar."
Dios estableció límites de protección para sus hijos porque sabe los peligros que acarrea la desobediencia, tanto para el transgresor como para los que son afectados por el pecado. Su Palabra nos advierte que no debemos ceder al pecado, sino obedecer a Cristo con una vida de abnegación, que es la vía que conduce al gozo.
Sin embargo, el mundo dice que la satisfacción se encuentra en la adquisición de riquezas, poder y amigos. Satanás susurra la mentira de que la felicidad se logra cediendo a los deseos. Su propósito de apartarnos de Dios comenzó con la tentación de Adán y Eva, a quienes Dios había dado acceso a todos los árboles del huerto, menos a uno. El primer hombre y la primera mujer se salieron de los límites puestos por el Señor, comieron del árbol prohibido y se vieron separados de Dios. Satanás utilizó la duda (“¿Conque Dios os ha dicho?”), la mentira (“no moriréis”), y el autoengaño (“seréis como Dios”) para lograr su propósito (Génesis 3.1-5). Hizo parecer muy atractiva la rebelión contra Dios, que es la raíz de todo pecado. Sus métodos siguen siendo los mismos hoy.
La única manera que tenemos para resistir el mundo, los susurros del enemigo y nuestros deseos egoístas es sumergirnos en la Palabra de Dios. Debemos centrar nuestra atención en conocer al Señor en su plenitud, creyendo sus promesas y obedeciendo sus mandamientos. Solo mediante una relación con Dios podremos dar la batalla contra el pecado y mantenernos firmes.

Permita que el Señor le hable hoy por medio de su Palabra. Él tiene mucho que decirle.
   (De Encontacto.org)

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