MEDITACIÓN 20 NOV.
Mateo 18.21-35
"Entonces se le
acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta 7, sino aun
hasta 70 veces 7. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un
rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le
fue presentado uno que le debía 10 mil talentos. A éste, como no pudo pagar,
ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que
se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo:
Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo,
movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel
siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía 100 denarios; y asiendo de
él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo,
postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo
pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase
la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y
fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole
su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me
rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve
misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos,
hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con
vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus
ofensas."
Inmediatamente
después de enseñar a sus discípulos cómo orar, el Señor Jesús hizo una
advertencia en cuanto a no dejar que la falta de perdón se anide en el corazón.
Dijo que quienes se niegan a perdonar a otros no serán perdonados por el
Padre.
Los
creyentes no pierden su salvación cuando rehúsan perdonar pero interrumpen su
relación con Dios. La actitud rencorosa estorba la confesión y el
arrepentimiento. El Señor no puede pasar por alto el pecado, y su Espíritu le
hará saber al creyente cuando exhibe una conducta pecaminosa, hasta que se
ocupe de ella.
El
perdón es un acto de la voluntad más que del corazón. Muchas veces, las personas no sienten que deben
tener misericordia con quienes las han agraviado. Pero un espíritu rencoroso se
convierte en una carga terrible. El Señor sabe que el perdón es lo mejor,
aun cuando sea difícil.
Usted
no se encargará de un pecado hasta que lo vea como Dios lo ve. Por tanto, acepte
toda la responsabilidad por su actitud, y reconozca que eso es una violación de
la Palabra de Dios. Acuda a la misericordia divina, y pídale a
Dios que le dé fuerzas para despojarse de la ira y el resentimiento. Como
parte de su decisión de avanzar en la gracia, cultive el hábito de orar por
quienes le hirieron. Y si el Señor lo impulsa a hacerlo, busque el perdón
de esas personas por su actitud pecaminosa.
(De Encontacto.org)
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