jueves, 8 de octubre de 2015

¨Cuando Todo Está en su Contra¨

Jueces 7.2-7  ¨Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo 22 mil, y quedaron 10 mil. Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, 300 hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos 300 hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.¨

¿Se ha sentido usted alguna vez contra la pared, con todo en su contra? En situaciones así, los cristianos muchas veces se niegan a reconocer una verdad importante: Que Dios sea, en realidad, el causante de sus circunstancias.

Usted podría pensar: No puede ser, porque Dios me protegería de esas cosas. Quienes me están haciendo esto son el mundo y Satanás. Quizás, sin embargo, es posible que Dios esté tratando de decirle algo, pero Él necesita primero captar su atención.

En la Biblia vemos una y otra vez que el Señor utiliza las circunstancias para desarrollar fe en nosotros. Es fácil confiar en Él cuando todo nos va bien. Pero Dios muchas veces nos quita comodidades y falsas seguridades para recordarnos que Él es nuestra única fuente de fortaleza.

Piense en el pasaje de hoy. Gedeón estaba listo para dirigir un ejército poderoso de 32.000 hombres contra el enemigo. Pero el Señor intervino en 3 momentos distintos, reduciendo a menos del 1% el tamaño original del ejército israelita. Nosotros habríamos respondido: “¿Qué?” ¡Es imposible derrotar las fuerzas enemigas con solo 300 hombres!” Eso probablemente era cierto; 300 hombres solos no podían, pero el Señor sí podía —y esa fue la lección que Gedeón aprendió.

Cuando las circunstancias no estén a su favor, no piense que Dios le ha abandonado. Sus amigos, dinero y éxito pueden desaparecer, pero estos no ganarán la batalla de todos modos. Manténgase firme, con la mirada puesta en el Señor, y una vez que se quede sin nada, se maravillará de lo que su Padre celestial hará. 
(De Ministerios en Contacto)

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