MEDITACIÓN 3.9
Colosenses 2.6-7 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor
Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la
fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”
Una vez que hemos tomado la decisión de obedecer a Dios, nos
vestimos de coraje y seguimos adelante. Esto es, hasta que algo nos hace dudar
y cuestionar la sensatez de esta decisión. ¿Qué podemos hacer ahora?
Hágase algunas preguntas en cuanto a
Dios: ¿Ha
prometido Dios responder a todas mis necesidades? ¿Ha enviado al Espíritu Santo
para que habite en mí, me guíe y me prepare para obedecerle? ¿Prometió Dios
estar conmigo siempre? ¿Hay algo que sea demasiado difícil para Él? Escudriñe
la Biblia en busca de respuestas a estas preguntas, y deje que la verdad de
Dios llene su mente.
Medite en la Palabra de Dios.
Pídale al Señor que le ayude a encontrar versículos que tengan que ver con lo
que usted está enfrentando. Después, examine el pasaje y aplique sus enseñanzas
a su situación personal.
Recuerde la fidelidad del Señor en el
pasado. Dios es fiel por naturaleza, y obra siempre de acuerdo con
su carácter. El enemigo quiere hacernos olvidar todo lo que Dios ha hecho por
nosotros.
Evalúe la situación.
Hágase estas preguntas: ¿Qué
tan importante es esta decisión, y a quienes puede afectar? ¿Es una de esas
encrucijadas en el camino en las que mi incredulidad puede hacer que yo u otra
persona pase la vida llena de arrepentimiento?
Elija confiar en el Señor.
Tome la decisión de creerle a Dios y obedecerle, sin importar cómo se sienta.
(De Encontacto.org)
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