Lectura bíblica en Salmos 32.1-2 “Bienaventurado
aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado
el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay
engaño.”
Ayer considerábamos las razones por las que a algunas
personas les resulta difícil perdonarse. Demos hoy un vistazo a siete preguntas
que debemos hacernos cuando tengamos problemas con la autocondenación.
1. ¿Por qué debo seguir condenándome si
el Señor ya me ha perdonado?
2. ¿Está mi autocondenación
acercándome a Dios, o me está alejando de Él?
3. ¿Qué bien estoy haciendo al dejar
de perdonarme?
4. ¿Estoy dañando mis relaciones con
otras personas al condenarme?
5. ¿Mi negativa a perdonarme le causa
admiración a Dios? ¿Me considera más consagrado por mi sentimiento de culpa y
mi vergüenza?
6. ¿Hay alguna base bíblica para no
perdonarme?
7. ¿Por cuánto tiempo tengo la
intención de condenarme? ¿Cuál será el resultado final?
Lógicamente, las respuestas a estas preguntas son evidentes.
Sin embargo, si se está autocondenando, la verdad puede parecerle poco clara.
Por lo general, la única manera de superar su
remordimiento es centrarse en la esencia de quién es Dios y en lo que Él quiere
para su vida. Si usted está luchando con la incapacidad de perdonarse, considere
sinceramente las siete preguntas anteriores. Léalas en voz alta, y permita que
le hablen a su espíritu.
Una buena sugerencia es que inicie un diario o escriba
en una hoja de papel sus ideas cuando el Señor le hable. Con toda seguridad
enfrentará cierta lucha intensa en su corazón al considerar estos puntos —y a
medida que Dios reordene los pensamientos que usted tiene de sí.
(De Encontacto.org)
Gracias por compartirnos este material hermana +Wilda Messina
ResponderEliminar