Lectura
bíblica en Proverbios 3.13-26 “Bienaventurado el hombre que halla la
sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia
es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más
preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede
comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano
derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son
caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol
de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la
retienen. 19 Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los
cielos con inteligencia. 20 Con su ciencia los abismos fueron
divididos, Y destilan rocío los cielos. 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda
la ley y el consejo, 22 Y serán vida a tu alma, Y
gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino
confiadamente, Y tu pie no tropezará. 24 Cuando te acuestes, no
tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. 25 No
tendrás temor de pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, 26 Porque
Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso.”
La
sabiduría de lo alto puede definirse como la capacidad de ver las cosas de la
manera que el Señor las ve, y actuar de acuerdo con sus preceptos. Uno de los
grandes beneficios de esta manera de pensar es la paz. Por lo general, cuando la
vida transcurre sin problemas y todo está bien con nosotros y nuestros seres
queridos, nos resulta fácil sentirnos satisfechos. Pero, normalmente, cuando
las situaciones se vuelven difíciles, la perspectiva de Dios se nos escapa, y
nuestra paz es sustituida rápidamente por estrés, ansiedad y temor.
Para
ver una circunstancia difícil desde la perspectiva del Señor, tenemos que
contemplarla dentro de los límites de su carácter y sus atributos. Aun cuando los
pormenores de la vida están más allá de nuestro control, Aquél que gobierna
al universo sigue siendo el soberano sobre todas las cosas —hasta de los
detalles más pequeños. Él nos ama incondicionalmente y siempre actúa para
darnos lo mejor. Por tanto, si Él ha permitido una situación, es porque el
resultado será para nuestro bien y para la gloria de Él.
Esta sabia
perspectiva dará lugar a una santa respuesta —fe y confianza plenas en el
Señor, a pesar de cualquier sufrimiento o dificultad. Gracias a que el Espíritu
mora en nosotros, tenemos la seguridad de que Él es más que suficiente para lo
que nos sobrevenga, lo que significa que somos competentes en Él.
Cuando
dificultad le golpee, mantenga su mirada puesta en Dios. Al ver cada situación
a través de los ojos del Señor, el estrés desaparecerá, la ansiedad será
reemplazada por paz, y la confianza en el Señor acallará sus temores.
(De
Encontacto.org)
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