martes, 28 de abril de 2015

“El Privilegio de Conocer a Dios”

Meditación 28.4

Lectura bíblica en Filipenses 3.7-11 “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.”

Es una tragedia que tantas personas pasen la vida sin llegar a conocer ni relacionarse con su Creador. Pasar por alto esa relación es perder el mayor privilegio que existe: conocer a Dios. Pero incluso los creyentes pueden desestimar el honor de conocer a Cristo más íntimamente.
La pasión del apóstol Pablo por conocer a Dios lo llevó a considerar todo lo demás como basura. Aunque existen creyentes que han aceptado a Cristo como Salvador, le sirven y confían en que estarán con Él en el cielo, no necesariamente tienen el anhelo de conocerlo íntimamente. ¿Cómo podemos conformarnos con ser salvos y tener tan poco interés en una relación tan especial? Buscar a Cristo con pasión requiere sacrificio ­—pasar tiempo con el Señor, rendirle nuestra voluntad y conocerle por medio del sufrimiento.
Aunque la salvación es un regalo, la intimidad con Dios es una práctica costosa, pero las recompensas son extraordinarias, invalorables y eternas.
El mundo nos inunda con cosas que nos distraen y que pueden ocupar nuestra mente y corazón, haciéndonos indiferentes al cultivo de una relación más profunda con Cristo. Algunas personas, incluso, en vez de buscar conocer a Cristo por medio de una relación, prefieren conocer hechos en cuanto a Él.

Descubra lo que le está impidiendo tener pasión por Dios. Piense en maneras de sacar tiempo cada día para estar a solas con Él. En su rutina diaria, busque su dirección y escuche su voz. Usted, también, con el tiempo considerará todo como basura en comparación con el conocimiento de Cristo.
 (De Encontacto.org)

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