Lectura bíblica en Filipenses 3.7-11 “Pero cuantas
cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en
él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe
de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si
en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.”
Es
una tragedia que tantas personas pasen la vida sin llegar a conocer ni relacionarse
con su Creador.
Pasar por alto esa relación es perder el mayor
privilegio que existe: conocer a Dios. Pero incluso los creyentes
pueden desestimar el honor de conocer a Cristo más íntimamente.
La pasión del
apóstol Pablo por conocer a Dios lo llevó a considerar todo lo demás como
basura. Aunque existen creyentes que han aceptado a Cristo como Salvador, le
sirven y confían en que estarán con Él en el cielo, no necesariamente tienen el
anhelo de conocerlo íntimamente. ¿Cómo podemos
conformarnos con ser salvos y tener tan poco interés en una relación tan
especial? Buscar a Cristo con pasión
requiere sacrificio —pasar tiempo con el Señor, rendirle nuestra voluntad y
conocerle por medio del sufrimiento.
Aunque
la salvación es un regalo, la intimidad con Dios es una práctica costosa, pero las recompensas son extraordinarias,
invalorables y eternas.
El
mundo nos inunda
con cosas que nos distraen y que pueden ocupar nuestra mente y corazón, haciéndonos indiferentes al cultivo de una
relación más profunda con Cristo. Algunas personas, incluso, en vez de buscar
conocer a Cristo por medio de una relación, prefieren conocer hechos en cuanto
a Él.
Descubra
lo que le está impidiendo tener pasión por Dios. Piense en maneras de sacar tiempo
cada día para estar a solas con Él. En su rutina
diaria, busque su dirección y escuche su voz. Usted, también, con el
tiempo considerará todo como basura en comparación con el conocimiento de
Cristo.
(De Encontacto.org)
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