Meditación 17.4
Lectura bíblica en 2 Crónicas 31.20,
21 “De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo
bueno, recto y verdadero delante de Jehová su Dios. En todo cuanto
emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los
mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.”
El rey Ezequías de Judá servía fielmente al Señor, y estaba
empeñado en buscar a Dios con fervor, por lo cual Él lo prosperó.
Dios quiere estar conectado estrechamente con nosotros, de la
misma manera que un padre y un hijo que se aman el uno al otro. Nuestra
búsqueda de Él debe caracterizarse por la:
• Concentración.
Cuando nos acercamos a la Palabra de Dios con una mente distraída, o cuando
nuestro enfoque se aparta a otros temas, tenemos un corazón dividido. El Señor
desea tener toda nuestra atención; quiere el primer lugar; que le demos prioridad
sobre todo lo demás que sea importante para nosotros (Jeremías 29.13; Mateo 6.33).
• Diligencia.
Debemos sentir devoción por Dios, y dar especial atención a lo que Él dice.
Esto requiere un esfuerzo constante para entender cómo actúa, y lo que quiere
que hagamos.
• Perseverancia.
Buscar al Señor debe ser un esfuerzo constante y sostenido, que nos lleve a
estar más cerca de Él y a participar más en su obra (Salmos 42.1).
• Confianza.
Tenemos que creer que Dios quiere que le conozcamos, y que Él desea lo mejor
para nosotros. La convicción es un componente esencial de la confianza (Proverbios 3.5).
• Humildad.
Dependemos totalmente de Dios para todas las cosas de la vida, y le complace
que nos acerquemos a Él con humildad (Isaías 66.2).
Cuando nuestro corazón anhela a Dios, Él se deleita en
revelarse a sí mismo y derramar bendiciones sobre nosotros (Hebreos
11.6). Haga una evaluación sincera de qué tan anhelante es su
búsqueda de Él.
(De Encontacto.org)
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