Lectura en Mateo 22.36-38 “Maestro, ¿cuál es
el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este
es el primero y grande mandamiento.”
Sigamos
considerando la advertencia del Señor a la iglesia en Éfeso (Apocalipsis 2.4)
Los efesios son la muestra de una fe que se ha enfriado. El fervor de los
creyentes ha desaparecido, a pesar de que todavía siguen sirviendo a Dios, e
incluso defendiendo la fe.
La
advertencia de Cristo a la iglesia en Éfeso se aplica a los creyentes de hoy en
día. El Señor mira a los cristianos que le sirven por razones egoístas, y
exclama: “Lo que yo quiero no es su vacío servicio; ¡los quiero a ustedes!”
El
corazón se enfría poco a poco a medida que la persona da mayor prioridad a
otras personas o actividades que al Señor. Por nuestra definición de ídolo como un “dios
falso”, Satanás ha puesto sutilmente un límite a la manera como percibimos esa
palabra. La verdad es que cualquier cosa que desenfoque nuestra atención de
Dios se considera un ídolo. Por ejemplo, un dios de este siglo es el
deporte. Muchos creyentes saben más de estadísticas que de Biblia,
y demuestran más pasión en las gradas que en un servicio de adoración.
Volver
a una vida de servicio apasionada a Dios comienza con el
arrepentimiento. Tenemos que aceptar la responsabilidad de habernos alejado
poco a poco de nuestro primer amor. Entonces, debemos poner de nuevo a
Jesucristo en el trono de nuestro corazón, y volvernos a conectar con Él por
medio de la oración habitual y el estudio de la Palabra.
Nuestra mejor y más pura devoción será para cualquier cosa o
persona que demos más importancia. Si no es Jesús, arrepiéntase,
y deje que Él reavive en usted la llama del primer amor.
(De Encontacto.org)
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