viernes, 23 de enero de 2015

“Gracia a la Vista de Todos”

Meditación 23.1

Lectura en 1 Timoteo 1.12-17  “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,  habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.”

Pablo se describía a sí mismo como el peor de los pecadores, pero también alguien a quien el Señor había revelado su favor y su amor. Por la gracia divina, el apóstol recibió vida espiritual, y se convirtió en un miembro de la familia de Dios. Tenía un nuevo propósito para vivir —glorificar a su Padre celestial y ayudar a edificar su reino. Desde ese día en adelante, las actitudes y la conducta de Pablo fueron dramáticamente diferentes.

Por la obra transformadora del Espíritu Santo, el carácter de Pablo se caracterizó cada vez más por la gratitud y la compasión. Sus escritos expresaban una y otra vez su gratitud por las bendiciones de Dios, y exhortaba a los demás a ser agradecidos, también. Sus palabras revelan, asimismo, humildad. Pablo, que había recibido una gran educación, consideraba ahora todas sus credenciales como “pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, [su] Señor” (Filipenses 3.8).

Después que Pablo se encontró con el Salvador, sus acciones cambiaron drásticamente. Se preocupaba profundamente por quienes estaban separados de Dios, y deseaba fervientemente ayudar a los cristianos a crecer en la fe. Por el resto de su vida, sirvió al Señor anunciando el evangelio, alentando a sus hermanos en la fe y respondiendo a las necesidades de otros. Aceptó que el sufrimiento por la causa de Cristo era parte de esta nueva vida.


Al leer sobre la vida del apóstol, vemos la gracia a la vista de todos. Fue usado como embajador de Dios a los gentiles. El Espíritu Santo busca transformar nuestras vidas, así como lo hizo con la de Pablo. ¿Está usted permitiendo que la gracia de Dios actúe en su interior?  
(De En Contacto.org)

jueves, 22 de enero de 2015

“La Vida Antes de la Gracia”

Efesios 2.1-3    “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."

Gracia es el amor inmerecido que Dios muestra a los pecadores. Él manifestó este amor mediante la muerte de su Hijo. Y esa gracia llega a ser nuestra cuando confesamos que somos pecadores y recibimos a Cristo como nuestro Salvador. En virtud de la gracia, somos perdonados por Dios y adoptados en su familia.

El pasaje de hoy describe nuestra vida antes de la gracia —estábamos muertos en delitos y pecados. Esto significa que toda persona nace muerta a las cosas de Dios, pues venimos a este mundo sin vida espiritual. Nuestra naturaleza está inclinada a alejarse de Dios, y nuestro pensamiento y nuestra conducta siguen las cosas del mundo que están bajo el control de Satanás. Su plan siempre se opone al de Dios, y nos lleva a rebelarnos contra los mandamientos divinos.

Antes de tener un encuentro con la gracia, Pablo era muy religioso, pero ciego a la perspectiva y al plan del Señor. Estaba activamente opuesto a quienes seguían a Cristo (Hechos 26.9-11). Con el fin de destruir la iglesia, trató de erradicar la fe cristiana, que él consideraba falsa. Pablo siguió persiguiendo a los creyentes hasta que se encontró con Jesús en el camino de Damasco (Hechos 9.3-6). Solo entonces el futuro apóstol rindió su voluntad a la de Dios, y se convirtió en un fiel seguidor de Cristo.


Si usted no ha puesto su fe en el Salvador, entonces está muerto espiritualmente, separado de Dios, y bajo su condenación. Al igual que Pablo, usted puede ser muy religioso y, sin embargo, carecer de una relación personal con Jesucristo. Dios le ofrece la salvación hoy por medio de la fe en Él. ¿Cómo responderá usted?  (De Encontacto)

TPSH 21.10.2022

viernes, 16 de enero de 2015

“Cómo Mantener una Actitud Joven”

Meditación 16.1


Lectura en Salmo 103.1-5  “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.”


Todos queremos vivir a plenitud cada día. Pero, para hacerlo, tenemos que mantener una actitud joven en vez de entregarnos a la vejez y volvernos inútiles para el reino de Dios. He aquí algunas sugerencias para mantener la juventud durante toda la vida.

Primero, necesitamos seguir sonriendo. Nunca nos parecemos más a los niños que cuando nos divertimos con nuestros amigos. Pero, para poder sonreír, tenemos algunas veces que deshacernos del bagaje emocional. Algunas personas han sido heridas profundamente, y tienen la risa enterrada bajo sus aflicciones. Pero aferrarnos a los sentimientos del pasado nos envejecerá rápidamente.

El Señor Jesucristo está dispuesto a quitar toda esa fealdad si renunciamos a ella, nos perdonamos a nosotros mismos y perdonamos a los demás, tantas veces como sea necesario.

Segundo, debemos seguir teniendo anhelos. Eso significa que debemos seguir persiguiendo nuestros sueños, y esforzarnos por lograr nuestras metas. Cuando alguien se despierta con algo para hacer o para ayudar a una persona amiga, experimenta más de lo que la vida puede ofrecer. Tan pronto como nos conformamos con ver pasar el mundo, comenzamos a envejecer.

Por último, y lo más importante, debemos seguir apoyándonos en el Señor. Si vivimos con la confianza de un niño, Dios bendecirá nuestra vida y nos usará para bendecir a otros. Él nos dará un sentido de contentamiento tan profundo, que ninguna prueba o ataque espiritual podrá destruirnos.

(De Encontacto.org)



miércoles, 14 de enero de 2015

Valentía en Tiempos Difíciles

Meditación 13.1
Lectura en Romanos 8.28-34  "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros."
Hace algún tiempo, dos mujeres chinas me contaron la historia de su padre. Éste fue arrestado en una redada a miembros de la iglesia que se reunía en una casa, y le fue dada una opción: negar a Cristo o ir a la cárcel. El hombre pasó veinte años recluido en prisión por su fe.
Me sentí conmovido hasta las lágrimas por el fiel testimonio de este hermano. Él entendió que Dios tenía el control de su vida, y esa conciencia le dio la valentía para agradar a su Padre celestial, sin importar las consecuencias.
Romanos 8.28 enseña que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”. Las primeras palabras del versículo: “Y sabemos” ofrece un indicio en cuanto a cómo debemos confiar en que el Señor cumplirá su promesa. Podemos enfrentar la adversidad con valentía cuando desarrollamos el hábito de encontrar las huellas de Dios en situaciones de nuestro pasado.
Aunque Dios hace que nuestras experiencias sean para bien, Él no origina necesariamente las pruebas. En Salmos 103.19 dice que “su reino domina sobre todos”. Hay otras fuerzas en actividad en el mundo, pero el poder del Padre es el que predomina. Satanás puede tocar nuestra vida con sufrimientos, pero solo porque el Señor le permite hacerlo. Y Dios le da permiso solo cuando una situación se ajusta a su propósito final.
No importa las tragedias que enfrentemos, el compromiso de Dios sigue siendo el mismo: sacar bien del mal. Pablo sabía que la promesa era verdadera, y yo también. Examine su vida para encontrar evidencias de la actividad del Señor, y tendrá también esta seguridad. (De Ministerios en Contacto)

lunes, 12 de enero de 2015

Confianza en los Tiempos Difíciles

Meditación 12.1
Lectura en Romanos 8.35-39  "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
La vida está en constante cambio. A veces pienso que si se resolvieran unos pocos asuntos, mis días serían más tranquilos. Pero, tan pronto como se solucionan esos problemas, surge uno nuevo. Incluso a nivel mundial ocurre lo mismo. La economía mejora, y después cae. Algunos conflictos políticos se calman, y luego estallan nuevas guerras. Puesto que vivimos en un mundo caído, los problemas son parte de nuestra realidad. La vida nunca se calmará hasta el punto de que podamos vivir con paz ininterrumpida.
Felizmente, Dios guía a los creyentes en los tiempos de turbulencia (Salmos 23). Él es el Buen Pastor que permanece siempre con sus cansados corderos. Jesús prometió a sus discípulos: “No os dejaré huérfanos” (Juan 14.18). Y su promesa se cumplió en la persona del Espíritu Santo, quien fue enviado a morar en cada uno de los seguidores del Señor, y a cuidar de ellos. Pablo describió al Espíritu Santo como un sello colocado en los creyentes, hasta que sean llamados a su hogar celestial. En otras palabras, Él es quien nos da una barrera protectora contra las fuerzas del mal que desean arrebatarnos de la mano de Dios.
En los versículos anteriores a la lectura de hoy, Pablo se refirió a sus destinatarios como hijos del Señor (Romanos 8.16). Por tanto, permítame ser muy claro en que la promesa de una presencia santa y protectora, es solamente para quienes han recibido a Jesucristo como Salvador. Nadie puede vivir sin problemas. Pero los creyentes tienen la garantía de un Compañero en las horas oscuras. Usted puede tener la confianza de que el bien y la misericordia de Dios le rodearán hasta que vaya a vivir en su hogar para siempre (Salmos 23.6). 
(De Ministerios en Contacto)

viernes, 9 de enero de 2015

La Prioridad de la Oración

Meditación 9.1
Leer | Lucas 5.15, 16  "Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades.  Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba."
¿Dejó usted de lado alguna vez su tiempo diario de oración, pensado: Estoy demasiado ocupado para orar hoy? Cada vez que renunciamos al tiempo del recogimiento con Dios para hacer otra cosa, estamos haciendo una declaración en cuanto a nuestras prioridades. Es una manera no tan sutil de decir: “Jesús, mi agenda es más importante para mí que tú, hoy. Tendré que ponerme al día contigo más tarde”.
Todos hacemos esto de vez en cuando, ¿verdad? Dejar de orar a veces es muy fácil porque, dado que sabemos que el Señor está siempre allí, pensamos que podemos recuperar el tiempo después. Es como si menospreciáramos la presencia interior y eterna de Dios, pensando: El Señor estará allí mañana, ¡pero yo tengo que hacer esto hoy!
Lo que olvidamos es que el tiempo a solas con Dios es lo que nos da el poder para hacer frente a las tareas del día. Por tanto, cuanto más ocupado vaya a estar nuestro día, ¡más tiempo debemos pasar en oración!
La Biblia enseña claramente que el Señor Jesús daba prioridad a su tiempo a solas con el Padre. No puedo imaginar a ninguna otra persona que tuviera más en su mente, que tuviera más cosas que hacer, o que fuera más buscado que el Señor Jesús. Sin embargo, las veces en que estaba más ocupado, eran las veces que lo vemos apartarse de las multitudes para orar.
Recordemos que Jesús es Dios; si Él consideraba necesaria la oración para prepararse para sus días más ocupados, ¡entonces ella es absolutamente esencial para el resto de nosotros!  
De Ministerios en Contacto

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...