Lectura
en Salmo 103.1-5
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice,
alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El
es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El
que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El
que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.”
Todos
queremos vivir a plenitud cada día. Pero, para hacerlo, tenemos que mantener
una actitud joven en vez de entregarnos a la vejez y volvernos inútiles para el
reino de Dios. He aquí algunas sugerencias para mantener la juventud durante
toda la vida.
Primero, necesitamos seguir sonriendo.
Nunca nos parecemos más a los niños que cuando nos divertimos con nuestros
amigos. Pero, para poder sonreír, tenemos algunas veces que deshacernos del bagaje
emocional. Algunas personas han sido heridas profundamente, y tienen la risa
enterrada bajo sus aflicciones. Pero aferrarnos a los sentimientos del pasado
nos envejecerá rápidamente.
El Señor Jesucristo está dispuesto a quitar toda
esa fealdad si renunciamos a ella, nos perdonamos a nosotros mismos y
perdonamos a los demás, tantas veces como sea necesario.
Segundo, debemos seguir teniendo anhelos.
Eso significa que debemos seguir persiguiendo nuestros sueños, y esforzarnos
por lograr nuestras metas. Cuando alguien se despierta con algo para hacer o
para ayudar a una persona amiga, experimenta más de lo que la vida puede
ofrecer. Tan pronto como nos conformamos con ver pasar el mundo, comenzamos a
envejecer.
Por
último, y lo más importante, debemos seguir apoyándonos en el Señor. Si vivimos
con la confianza de un niño, Dios bendecirá nuestra vida y nos usará para
bendecir a otros. Él nos dará un sentido de contentamiento tan profundo, que
ninguna prueba o ataque espiritual podrá destruirnos.
(De Encontacto.org)
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