viernes, 16 de enero de 2015

“Cómo Mantener una Actitud Joven”

Meditación 16.1


Lectura en Salmo 103.1-5  “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.”


Todos queremos vivir a plenitud cada día. Pero, para hacerlo, tenemos que mantener una actitud joven en vez de entregarnos a la vejez y volvernos inútiles para el reino de Dios. He aquí algunas sugerencias para mantener la juventud durante toda la vida.

Primero, necesitamos seguir sonriendo. Nunca nos parecemos más a los niños que cuando nos divertimos con nuestros amigos. Pero, para poder sonreír, tenemos algunas veces que deshacernos del bagaje emocional. Algunas personas han sido heridas profundamente, y tienen la risa enterrada bajo sus aflicciones. Pero aferrarnos a los sentimientos del pasado nos envejecerá rápidamente.

El Señor Jesucristo está dispuesto a quitar toda esa fealdad si renunciamos a ella, nos perdonamos a nosotros mismos y perdonamos a los demás, tantas veces como sea necesario.

Segundo, debemos seguir teniendo anhelos. Eso significa que debemos seguir persiguiendo nuestros sueños, y esforzarnos por lograr nuestras metas. Cuando alguien se despierta con algo para hacer o para ayudar a una persona amiga, experimenta más de lo que la vida puede ofrecer. Tan pronto como nos conformamos con ver pasar el mundo, comenzamos a envejecer.

Por último, y lo más importante, debemos seguir apoyándonos en el Señor. Si vivimos con la confianza de un niño, Dios bendecirá nuestra vida y nos usará para bendecir a otros. Él nos dará un sentido de contentamiento tan profundo, que ninguna prueba o ataque espiritual podrá destruirnos.

(De Encontacto.org)



No hay comentarios:

Publicar un comentario

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...