A Dios nunca le impresionó la fuerza ni la autosuficiencia. De hecho, Él
es atraído a los débiles QUE ADMITAN SERLO. A Dios le encanta usar
a los débiles.
Participamos de su debilidad, pero por el poder de Dios viviremos con
Cristo para servirlos a ustedes.
2º Corintios 13:4 (NVI)
“Yo estoy contigo; eso es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra
mejor en los débiles”.
2º Corintios 12:9 (BAD)
TODOS tenemos debilidades. Es más, un manojo de defectos e imperfecciones:
físicos, emocionales, intelectuales y espirituales. También un sin fin de
circunstancias incontrolables que debilitan, como las limitaciones financieras
o relacionales. Lo más importante es qué haces con ellas? Solemos negar
nuestras debilidades, las defendemos, las excusamos, las ocultamos y las
resentimos. Eso le impide a Dios usarlas de la manera que desea.
Dios tiene una perspectiva diferente de tus debilidades. Él dijo:”Mis
pensamientos y mis caminos son más altos que los tuyos”, de modo que a menudo
actúa en maneras exactamente opuestas a lo que esperamos. Pensamos que Dios
sólo quiere usar nuestras fortalezas, pero también quiere usar nuestras
debilidades -para su gloria.
La Biblia dice: “Dios escogió lo débil del mundo para avergonzar a los
poderosos” Tus debilidades no son un accidente. Dios deliberadamente las
permitió en tu vida con el propósito de demostrar su poder a través de ti.
A Dios nunca le impresionó la fuerza ni la autosuficiencia. Jesús
consideró el reconocimiento de nuestras necesidades como un atributo de los
”pobres de espíritu”. Actitud que Él bendice.
La Biblia está llena de ejemplos de cómo Dios ama y usa a los
imperfectos, a personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias. Si Dios
usara sólo personas perfectas, nada sería hecho... ninguno de nosotros es
perfecto. Dios use a los imperfectos, un aliento para todos nosotros.
Una debilidad, o “aguijón” como Pablo lo llamó, no es un pecado, ni un
vicio, ni un defecto de carácter que puedas cambiar; como por ejemplo la
gula o la impaciencia. Una debilidad es cualquier limitación que tengas o
heredaste...y no tienes poder para cambiarla. Puede ser una limitación física,
o una enfermedad, o por poca energía o incapacidad. Puede ser una limitación
emocional -un trauma, un recuerdo injurioso, una personalidad excéntrica o una
disposición hereditaria. O pueden ser talentos o limitaciones, en el
aspecto intelectual.
Tener presente que no todos somos súper inteligentes o talentosos...
Cuando piensas en las limitaciones de tu vida, puedes ser tentado a
concluir: “Dios nunca podría usarme”. Pero a Dios no lo detienen nuestras
limitaciones. Él disfruta poner su poder en envases comunes. La Biblia dice:
“Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime
poder viene de Dios y no de nosotros”. Igual que la artesanía común, SOMOS
FRÁGILES, DEFECTUOSOS Y FÁCILES DE QUEBRAR. Pero Dios nos usará si le
permitimos trabajar aún en medio de nuestras debilidades; y para que esto
ocurra, debemos seguir el modelo de Pablo:
Reconocer las debilidades.
Admitir las imperfecciones.
Dejar de pretender que se tiene todo bajo control.
Ser honesto consigo mismo.
Dejar de vivir negándose o dando excusas.
Tomar tiempo para identificar las debilidades personales.
Un gran tarea sería: Hacer una lista de ellas.
Dos grandes confesiones, en el Nuevo Testamento, ilustran lo que
necesitamos para vivir saludablemente:
La primera fue de Pedro, que le dijo a Jesús: “Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente”.
La segunda fue de Pablo, que le dijo a la multitud idólatra: “Sólo somos
seres humanos iguales a ustedes”.
Si quieres que Dios te use, debes conocer quién es Dios y quién eres tú. Muchos cristianos, sobre todo líderes, olvidan la segunda verdad: ¡Sólo
somos humanos! SI NECESITAS UNA CRISIS PARA RECONOCERLO,
DIOS NO VACILARÁ EN CONCEDÉRTELA, PORQUE TE AMA.
Alégrate con tus debilidades! Pablo dijo: Por eso, prefiero
sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en
mí. Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener
necesidades y dificultades; por ser fiel a Cristo. Lo que me hace fuerte es
reconocer que soy débil. En principio esto no tiene sentido; aspiramos a ser
libres de nuestras debilidades, ¡pero nos alegramos con ellas! EL CONTENTAMIENTO
ES UNA EXPRESIÓN DE FE EN LA BONDAD DE DIOS. Eso dice: “Dios, creo que me
amas y sabes lo que es mejor para mí”.
Pablo da muchas razones para alegrarnos con nuestras debilidades:
Primero, nos invita a depender más de Dios. El apóstol, refiriéndose a
su propia debilidad -que Dios no quiso quitarle- dijo: “Yo estoy feliz
plenamente con “mi aguijón”... porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. CUANDO TE SIENTAS DÉBIL, DIOS TE ESTARÁ RECORDANDO QUE DEPENDES DE ÉL!
Nuestras debilidades también previenen la arrogancia, y mantienen tu
humildad. Pablo dijo: “Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes
revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo... para que me
atormentara”. A menudo Dios nos conecta a una debilidad
para mantener nuestro ego controlado; como un regulador que nos advierte de
no ir muy rápido o adelantarnos a Dios.
Cuando Gedeón reclutó un ejército de 32.000 soldados para pelear contra
los madianitas, Dios lo redujo a 300 hombres, estableciendo una desigualdad de
450 a 1, ya que fueron a pelear contra 135.000 de las tropas enemigas. Esto
pareció una fórmula para el desastre, sin embargo Dios lo hizo para que Israel
reconociera que no fue por sus propias fuerzas, sino que la victoria fue por el
poder de Dios.
Nuestras debilidades también nos animan al compañerismo entre creyentes.
Normalmente la fuerza cultiva un espíritu de independencia (“Yo no
necesito de nadie”), pero las limitaciones muestran cuánto nos necesitamos unos
a otros. CUANDO TEJEMOS LAS TRENZAS DÉBILES DE
NUESTRAS VIDAS, UNA SOGA MUY FUERTE SE CREA.
Vance Havner dijo con sarcasmo: “LOS CRISTIANOS, IGUAL
QUE LOS COPOS DE NIEVE, SON FRÁGILES, PERO CUANDO SE UNEN PUEDEN PARAR EL
TRÁFICO"
La mayoría de nuestras debilidades aumenta la sensibilidad relacional y
ministerial. Estamos muy lejos de ser misericordiosos y considerados con las
debilidades de otros. Dios quiere que tengas un ministerio
parecido al de Cristo en la tierra. Eso quiere decir que otras personas van a
encontrar sanidad en tus heridas. Tus grandes mensajes de la vida y tu
ministerio más eficaz surgirán de tus heridas más profundas. LAS
COSAS QUE MÁS TE APENAN, LAS QUE MÁS TE AVERGÜENZAN, Y LAS QUE MENOS
QUIERAS COMPARTIR, SON LAS HERRAMIENTAS QUE DIOS PUEDE USAR CON MÁS PODER PARA
SANAR A OTROS.
El gran misionero Hudson Taylor declaró: “Todos los gigantes de Dios fueron personas débiles”.
La debilidad de Moisés era su temperamento. Le condujo a matar a un
egipcio, golpear la roca cuando se suponía que debía hablarle, y a romper las
tablas de los Diez Mandamientos. No obstante, Dios transformó a Moisés en “el
hombre más humilde de la tierra”.
La debilidad de Gedeón era su baja autoestima y una inseguridad
profunda, sin embargo, Dios lo transformó en “un hombre poderoso y de valor”.
La debilidad de Abraham era el temor. No 1, sino 2 veces -para
protegerse- dijo que su esposa era su hermana. No obstante, Dios transformó a
Abraham en “el padre de todos los que creen”.
Impulsivo, de voluntad débil, Pedro se convirtió en “una roca”.
David el adúltero se convirtió en “un hombre conforme a mi corazón (de
Dios)”
Juan, uno de los arrogantes “Hijos del Trueno”, se convirtió en “el
apóstol del amor”.
La lista puede seguir y seguir... Dios quiere tomar tu
debilidad más grande y transformarla.
Comparte sinceramente tus debilidades. Ministrar empieza con vulnerabilidad. Quítate la máscara y comparte todo lo que guardas y tus luchas, de
manera que Dios pueda usarte en servir a otros.
Pablo mostró su vulnerabilidad en todas sus cartas. Expresó con
sinceridad sus fallas: “Cuando quiero hacer lo bueno, no lo hago, y cuando
trato de no hacer lo malo, eso hago”. Sus sentimientos: “Yo te dije todos
mis sentimientos”. Sus frustraciones: “Fuimos realmente agobiados,
abrumados, y temimos que nunca podríamos volver a vivir a través de esto”. Sus
temores: “Cuando yo vine a ti, estaba débil, temeroso y estremecido”.
Por supuesto, la vulnerabilidad es un riesgo. Puedes tener miedo a bajar
tus defensas y a abrir tu vida a otros. Pero los beneficios valen la pena. La
vulnerabilidad te ayuda a liberarte emocionalmente, alivia el estrés, desactiva
tus temores y es el primer paso para la libertad.
Sabemos que Dios “da gracia al humilde” pero muchos malinterpretan esto. LA HUMILDAD NO ES NEGAR TUS FUERZAS O PONERTE DEBAJO DE OTROS, ES SER
HONESTO ACERCA DE TUS DEBILIDADES. Mientras más sincero seas, más
recibirás la gracia de Dios. También recibirás gracia de otros. La
vulnerabilidad es una cualidad que apreciamos, somos naturalmente atraídos
hacia los humildes. Las pretensiones repelen, no obstante la autenticidad atrae
y LA VULNERABILIDAD ES EL CAMINO HACIA
LA INTIMIDAD -CON DIOS.
Por eso es que Dios quiere usar tus debilidades, no sólo tus fortalezas.
Si todo lo que la gente ve son tus fortalezas, se desalientan y piensan: “Bien,
qué bueno por él o ella, pero yo nunca podré hacerlo”. Sin embargo, cuando ven
a Dios usándote a pesar de tus debilidades, eso los consuela y piensan: “¡Puede
ser que Dios me use!” NUESTRAS FORTALEZAS CREAN COMPETENCIAS;
NUESTRAS DEBILIDADES PRODUCEN COMUNIÓN.
En cierto punto de tu vida debes decidir si
quieres impresionar a las personas o influenciarlas. A distancia puedes
impresionar a la gente, pero debes estar cerca para influir en ellas y, claro,
si lo estás, es posible que vean tus defectos. Eso es bueno. La cualidad esencial para el liderazgo no es la perfección, sino la
credibilidad.
Las personas deberán confiar en ti o no te seguirán. ¿Cómo puedo forjar
mi credibilidad? No pretendiendo ser perfecto, pero sí honesto. Gloríate en tus debilidades. Pablo dijo: “De mi no haré alarde,
sino de mis debilidades”. EN VEZ DE MOSTRARTE AUTOSUFICIENTE E
INSUPERABLE, OBSÉRVATE A TI MISMO COMO UN TROFEO DE GRACIA.
Cuando Satanás apunte a tu debilidad, acuérdate de Dios y llena tu
corazón con alabanza a Jesús, que “entiende cada
debilidad nuestra”, y al Espíritu Santo, que “nos ayuda en nuestra debilidad”.
Con gran frecuencia Dios convierte una fortaleza en debilidad para
usarnos aún más. Jacob era un manipulador que gastó su vida intrigando para
después correr por sus consecuencias. Una noche, mientras luchaba con Dios,
dijo: “No voy a dejarte hasta que me bendigas”. Dios le respondió:
“Está bien”, pero entonces le agarró el muslo a Jacob y le dislocó su cadera.
¿Qué significa eso? Dios tocó la fuerza de Jacob (el músculo del muslo es el más fuerte del cuerpo) y lo transformó en debilidad. Desde ese día en adelante, Jacob caminó
cojeando de manera que nunca más pudo huir. Eso lo forzó a apoyarse en Dios quisiera o no.
SI QUIERES QUE DIOS TE BENDIGA Y TE USE EN GRAN MANERA, DEBES QUERER
CAMINAR COJEANDO EL RESTO DE TU VIDA, porque Dios usa
a las personas débiles.
Pastor
Rick Warren. Avanzapormas.com (Algunas modificaciones WMV)
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