Meditación 9 octubre |
Ezequiel 18.4 “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá”. Hechos 2.21 “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”
Muchas personas tienen una idea poco bíblica de lo que significa la salvación, a pesar de que es de vital importancia para entender el cristianismo. Podemos definirla como el regalo de gracia, bondad, amor y misericordia que recibimos cuando Dios perdona nuestros pecados.
La Biblia dice que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6.23). Todos somos pecadores que merecemos la muerte (Isaías 53.6), pero por su amor y su misericordia, Dios hizo provisión para nuestro perdón: Permitió que se hiciera expiación por medio del derramamiento de sangre (Levítico 17.11).
Todos los sacrificios del Antiguo Testamento prefiguraban lo que vendría, apuntando a la muerte, hecha una sola vez y para siempre, del inmaculado Hijo de Dios en la cruz. El Señor Jesús tomó nuestro lugar, recibiendo el castigo que nos correspondía a nosotros. En efecto, la redención de la humanidad fue el propósito por el cual Cristo vino al mundo (Lucas 19.10). Por tanto, la salvación está relacionada estrictamente con la persona de Jesucristo. Esa fue la razón por la cual Juan el Bautista proclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1.29).
Nada es aceptable delante de Dios todopoderoso —no hay ninguna manera de venir a Él para ser salvos— que no sea mediante Jesucristo (Juan 14.6). A lo largo de la Biblia, vemos que la salvación es un regalo que tiene su origen en una relación personal con Jesucristo, y no el resultado de buenas obras. ¿Ha decidido usted aceptar el regalo de Dios? (De Ministerios en Contacto)
PD:
Alma: Parte espiritual e inmortal del hombre, apta para entender, querer y sentir; y junto al cuerpo, constituye la esencia humana
Pecado: Transgresión a la ley de Dios (1 Juan 3.4) Rebelión contra Dios (Deuteronomio 9.7, Josue 1.18). Pecados: Cada una de las manifestaciones derivadas por la transgresión.
Castigo: Consecuencia por nuestras rebeliones.
Salvación: Regalo de gracia, bondad, amor y misericordia que recibimos cuando Dios perdona nuestros pecados. Y solo es a través de Jesucristo.
Relación personal con Cristo… NO ES RELIGIÓN…Es dar el paso para que el alma no se pierda para siempre!
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