martes, 17 de junio de 2014

¿Por Qué Permite Dios el Fracaso?

Lectura bíblica en Romanos 8:29-30 (Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó)
Ayer vimos cómo el Señor maneja nuestras circunstancias para enseñarnos a ser humildes. Al hacerlo, revela lo dependientes que somos de Él, y elimina al ídolo que hacemos de nuestros esfuerzos en la búsqueda de santidad. También es su forma de llevar a cabo algunos de sus planes para nuestra vida.

El Padre celestial tiene más en mente que simplemente poner al descubierto la debilidad de nuestra carne —eso es, simplemente, un medio para lograr algo más grande. Él desea exhibirnos por toda la eternidad como ejemplos de su gracia y su misericordia. Quiere que los ángeles vean el cuerpo de Cristo, y sientan reverente admiración ante esta deslumbrante demostración de su obra.

¿Hay alguna manera de entender el alcance total de los designios de Dios para nuestra vida? ¿Qué hay que hacer para que podamos vivir en la plenitud de todo lo que Él se propone para sus hijos?

No tenemos las respuestas a estas preguntas. Por consiguiente, se nos hace difícil entender por qué Dios permite, a veces, que fracasemos. Si pudiéramos ver el glorioso producto final que Él tiene en mente, abandonaríamos de buena gana nuestros esfuerzos, y nos rendiríamos a su poder transformador. Pero, en cambio, nos empeñamos muchas veces en hacer las cosas a nuestra manera. Mientras mantengamos esa manera de pensar, Dios permitirá que fracasemos.

Hay una manera mejor que consiste simplemente en vivir por fe, confiando cada momento del día en que el Espíritu Santo que está en nosotros nos conformará a la imagen del Hijo de Dios, Jesucristo. (De Encontacto.org)

Lectura antes de iniciar la jornada laboral: Proverbios 15:23-33
23. El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
24. El camino de la vida es hacia arriba al entendido, Para apartarse del Seol abajo.
25. Jehová asolará la casa de los soberbios; Pero afirmará la heredad de la viuda.
26. Abominación son a Jehová los pensamientos del malo; Mas las expresiones de los limpios son limpias.
27. Alborota su casa el codicioso; Mas el que aborrece el soborno vivirá.
28. El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
29. Jehová está lejos de los impíos; Pero él oye la oración de los justos.
30. La luz de los ojos alegra el corazón, Y la buena nueva conforta los huesos.
31. El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará.
32. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.
33. El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad.

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