lunes, 16 de junio de 2014

“El Fracaso: Primer Paso Hacia la Victoria”

Lectura bíblica en Romanos 7:15-21 (Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.)

La vida cristiana implica enfrentar ciertas paradojas que desafían nuestra manera de pensar. Un buen ejemplo es la afirmación de Jesús de que “los primeros serán postreros, y los postreros, primeros” (Mateo 20.16). Palabras como éstas pueden parecer ilógicas y desconcertantes, a menos que recordemos que hemos sido llamados a vivir de manera diferente.

El esfuerzo propio, que es lo normal para el hombre natural, debe ser abandonado por el creyente lleno del Espíritu. Es por eso que el Señor, a veces, permite que fracasemos en nuestra búsqueda de santidad, pues quiere enseñarnos cuán dependientes somos de Él. Cuando consideramos nuestros fracasos desde esa perspectiva, podemos verlos como amigos que nos enseñan, en vez de enemigos que deban ser rechazados.

Esta perspectiva no se logra fácilmente. Desde nuestra infancia se nos anima a esforzarnos por alcanzar la excelencia y hacer las cosas lo mejor posible. Se nos dice que debemos fijarnos metas, y luego luchar por ellas con diligencia y determinación. Aunque estas virtudes son útiles cuando se emplean concienzudamente, ellas pueden hacernos creer que nuestro éxito depende de ellas. A menos que dejemos de vivir pensando de esa manera, poco a poco nuestra confianza comenzará a cambiar, y dejaremos de confiar en el Espíritu para depender de la carne.

Dios no aceptará nuestra dependencia de nada ni de nadie que no sea Él. De ser necesario, Dios manejará las circunstancias para derrotar nuestros mejores esfuerzos, y humillarnos hasta que aprendamos a vivir totalmente por fe —en total dependencia de Él. (De Encontacto.org)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...