Judas 1:20-23 (Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne. )
Aunque hemos examinado algunas maneras de poder identificar a los falsos maestros, es imposible evitar esta destructiva influencia por completo. Por tanto, es importante que afiancemos nuestra fe para poder mantenernos firmes contra la pervertidora atracción del mundo.
Primero, debemos saturar nuestras mentes con la Palabra de Dios. Para que el Espíritu Santo renueve nuestros pensamientos a medida que maduramos espiritualmente.
Segundo, debemos dedicarnos a orar en el Espíritu Santo (Efesios 6.18). Para que nos guíe en cuanto a qué, cuándo y cómo orar.
Tercero, debemos mantenernos en el amor de Dios. Por supuesto, nunca podremos estar más allá del alcance del amor divino, y por tanto no debemos abusar de la asombrosa gracia del Señor. Con esto en mente, tenemos que preservar nuestra comunión con Él, asegurándonos de pasar tiempo en su presencia sin interrupciones.
Cuarto, debemos esperar ansiosamente el regreso del Señor. Desde la perspectiva cristiana, la segunda venida de Cristo es el evento más esperado de la historia, y necesitamos mantener puesta nuestra mirada en ese objetivo. El pensamiento de que Cristo puede regresar en cualquier momento, es una toma de conciencia purificadora y preservadora para el creyente (1 Juan 3.2, 3).
No existe una “fórmula mágica” para el crecimiento espiritual, pero estos sencillos pasos que se encuentran en los vv. 20-23 de Judas, pueden servir como guía cuando nos esforzamos por proteger nuestra fe de las trampas del mundo. (De Encontacto.org)
¿Te gustaría vivir cada día con una fe robustecida por el Señor?
Hoy es un buen día para decirle al Señor: Quiero que me ayudes a fortalecer mi fe; que pongas en mi todas las herramientas que sean necesarias. Ayúdame a permanecer firme en tu camino, a orar en tu Espíritu, a escudriñar, profundizar y poner por obra Tu Palabra. Hoy quiero tomar la decisión de acercarme más a ti, porque realmente entiendo que te necesito. Todo lo que tengo, y todo lo que soy en tus manos lo deposito. Perdóname Señor, borra mis iniquidades, y enséñame a perdonar a los que me han ofendido. También te pido Señor, que escribas mi nombre en el libro de la vida. En el nombre de Jesús, Amén.
Dios bendiga tu vida con Su palabra, las grabe en tu corazón, y te ayude a ponerlas por obra!
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