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La oración era una prioridad en la vida del Salvador —el Señor Jesús se mantenía en comunión constante con su Padre. Igualmente, orar es esencial hoy para cualquiera que quiera ser utilizado por Dios de una manera poderosa. En otras palabras, si usted desea andar en el Espíritu y tener una vida santa, el tiempo que pase con el Señor tiene que ser parte de su cotidianidad.
Si permitimos que nuestro tiempo a solas con el Señor deje de ser una prioridad, quedaremos desprotegidos contra el desánimo, la duda y la frustración. Si nos alejamos del Padre celestial y dejamos de tener comunión con Él, comenzaremos a sentir la influencia espiritual, emocional y física de nuestras circunstancias terrenales.
La oración levanta nuestras cargas, de modo que no tengamos que soportar el peso de ellas. Ya sea que nos las dé el Señor para enseñarnos, o nos las impongamos nosotros mismos como resultado de las decisiones que tomemos, Dios nos dice que echemos nuestras cargas sobre Él (1 P 5.7). Llevar una carga que no esperábamos puede afectarnos espiritual, física y emocionalmente.
Los creyentes débiles son blancos excelentes para los ataques del enemigo. Primero, nos ataca con el desánimo. Después, cuando perdemos la esperanza, estamos listos para ser victimas de la duda. El diablo sabe que un cristiano lleno de dudas puede fácilmente ser desanimado. Por eso, le susurra cosas como: “¿Dónde está Dios?” y “¡La vida cristiana no sirve!”
Recuerde que la oración es vital para nuestra supervivencia. Al igual que el Señor Jesús, debemos depender de la oración para obtener dirección.
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Comentarios:
Aquí, tan solo nos queda hacer una síntesis de lo expuesto por Ministerios en Contacto:
1. Orar es primordial, esencial e imprescindible para que un cristiano se mantenga en pie (…el mismo Jesús oraba… nuestro ejemplo número 1).
2. Si queremos que Dios haga cosas maravillosos con nosotros es necesario estar -como decimos los cristianos- bien orados.
3. Andar en el espíritu -estar en comunión con Dios- nos permitirá vivir en vida santa (apartados de pecados)
4. Sin oración, estaremos desprotegidos, y a disposición para que cualquier dardo del enemigo (el diablo) nos toque fácilmente.
5. La falta de oración nos llevará a ver con los ojos de la cara y no con los del espíritu.
6. Vida de oración nos hace vivir despojados de cargas (preocupaciones y aflicciones), porque cuando vamos al Padre, tenemos la oportunidad de depositarlas en Él.
Pidamos a Dios que nos ayude a venir confiados ente Su trono de gracia, y podamos sacar un tiempo -de nuestro tan afanado día- para orar y entrar en comunión con Él.
Orar no es más que hablar con Dios… !
Bendiciones.
Wilda
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