Dios rechaza las oraciones de los que no lo obedecen. Proverbios 28:9
“Su gran deseo debe ser conocer su voluntad. Su gran deleite será hacer esa voluntad. Su gran peligro es negarse a hacer esa voluntad” Adrian Rogers
En algunas ocasiones sentimos como que nuestras oraciones rebotaran del techo, pareciera que se ha caído la conexión satelital con el cielo, o se ha acabado el saldo para realizar esa llamada divina que tanto necesitamos. A veces es el enemigo que pone esos pensamientos en nuestra mente: Dios está muy ocupado para oírte. Pero algunas veces lamentablemente Dios NO está oyendo, no porque no pueda oír sino porque no quiere oír esas oraciones. Pareciera duro esto, ¿Un Dios tan amoroso y bondadoso como el nuestro no va a oír las oraciones de una persona en angustia o con un gran problema? pero así sucede con esas oraciones que son hechas por personas que no obedecen a Dios. Imagino que Dios debe tener en sus registros celestiales un número no pequeño de este tipo de oraciones, oraciones abominables, oraciones detestables, oraciones insoportables, oraciones rechazadas.
Dios rechaza las oraciones de los que no lo obedecen.
Más clara que la forma en que lo dice esta versión no puede decirse. Dios rechaza las oraciones de los que no lo obedecen. No podemos negarlo, ni acomodarlo ni siquiera suavizarlo. Así lo estableció Dios y así se queda. Cuando una persona no vive según lo que Dios establece ¿Por qué Dios habría de responder sus oraciones? Si una persona ha decidido llevar una vida independiente de Dios ¿Por qué Dios tendría que ayudarle?
Creo firmemente en que el problema está en las personas que "creen" que pueden engañar a Dios. “Se hacen una mente” (en Venezuela esta expresión quiere decir que la persona se adhiere a una forma de pensar por lo general errada) creyendo que por asistir a las reuniones dominicales podrán gozar de TODAS las bendiciones de Dios, y eso no es cierto. Uno de los salmos más conocidos, aprendidos, estudiados, predicados y MAL USADOS que encontramos en la Biblia es el Salmo 91. El primer versículo me lo dice todo: El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
Habitar NO es visitar. Que visites la Casa Del Señor los domingos o entre semana, no implica que estés bajo el cuidado del Omnipotente. Insisto habitar no es visitar. Una persona que habita al abrigo del Altísimo es una persona que vive cada día de su vida haciendo su mejor esfuerzo por agradar a Dios y obedecer sus preceptos. Habitar, vivir, permanecer en Dios, tener una relación significativa y real con Él es lo que marca la diferencia entre oraciones rechazadas y oraciones contestadas.
Si pudiéramos predicar esto en nuestras congregaciones muchas personas dejarían de decepcionarse de Dios. Cometemos el error de enseñar a pedir y no obedecer. Muchos “saben” orar pero no tiene una relación verdadera con Dios, y si no tienen esta relación con Dios no tienen NADA. Sucede que comienzan a pedir, pedir y pedir y no tienen ninguna relación con Dios, y se decpecionan pensando que Dios no es tan eficiente, real o amoroso como pensaban desconociendo que Dios rechaza las roaciones de los que no están bajo su gracia.
Algunos se creen más inteligentes que Dios, buscan a un hermano que si está bien con Dios, y le dan sus peticiones de oración creyendo que Dios si va a escuchar a ese hermano. ¿Respondería Dios esa oración? Dios es soberano, pero personalmente no creo porque Dios estaría premiando la vagancia. ¿En que puede resultar esto? Oraciones rechazadas que afectarían no solo al “Cristiano inteligente” sino también al hermano que de buen corazón sigue orando por esa petición que sencillamente no dará fruto.
¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Qué tengo que hacer para que Dios oiga mis oraciones?
Hay una oración que Dios si va a oír aunque venga de cualquier desobediente, y esa sería una oración de arrepentimiento y perdón de pecados. Dios nos ama muchísimo más que lo que cualquier otra persona sobre la tierra nos podría amar. David oró en el Salmo 51 después de haber cometido una de sus grandes metidas de pata y dijo: Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Salmo 51:17 Si estás arrepentido de corazón, Dios no despreciará esa oración. Los desobedientes también tienen arreglo. En este mismo capítulo de Proverbios 28, en el versículo 13 se nos dice una gran noticia:
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Esconder los pecados no funciona ni aquí ni en China. Si queremos que Dios oiga nuestras oraciones, lo primero que tenemos que hacer es recapacitar, cambiar nuestra actitud, arrepentirnos sinceramente de nuestros pecados y nuestras fallas. La misericordia está a nuestro alcance, está a una oración de distancia y un corazón verdaderamente arrepentido. Atención a esto: No estoy diciendo que todas nuestras oraciones serán contestadas. Recuerda que a veces pedimos cosas que no nos harán bien y Dios nos ama demasiado para responder semejantes peticiones.
Nos guste o no: Dios rechaza algunas oraciones. Arrepintámonos sinceramente del mal que hemos hecho o estamos haciendo. Dios nos ama con un amor inagotable.
El quiere ayudarnos pero quiere también que vivamos para él. Ayudemos a esos hermanos que tratan de engañar a Dios, y enseñémosle como tener una relación con Dios.
Dejemos ya de visitar de vez en cuando a Dios, y comencemos a vivir con Él, por Él y para Él ¿Quieres otro punto a punto a favor de la obediencia? Dios oye tus oraciones.
Dios oye a los obedientes, a los desobedientes solo cuando se arrepienten.
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