martes, 2 de abril de 2013

“La Presencia de Dios en las Pruebas”

“La Presencia de Dios en las Pruebas”
GÉNESIS 37.12-36 ( Nos trata de la vez que fueron los hermanos de Josè a apacentar las ovejas de su padre, y éste envía a José a saber de ellos y las ovejas.  Cuando José los halló, ellos conspiraron contra él para matarle, ya que le teían en mala estima porque era un "soñador", y eso les molestaba. Cuando el hermano Rubén oyó esto, les persuadió a que lo echaran en una cisterna del desierto.  Los hermanos le quitaron a José su túnica de colores que tenía y lo echaron en la cisterna. Luego vieron que cruzaban unos ismaelitas, y Judá dijo que lo vendieran a éstos y así no era preciso matarle.  Fue vendido por 20 piezas de plata....Luego los madianitas venden a Josè en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia... -Dedicale un poco de tiempo para que leas la historia en detalle... es excelente para meditar entre tantas cosas que nos ocurren cada día.)……………………………….

Hay circunstancias en la vida que están claramente fuera de nuestro control y por tanto, no podemos detectar ni un destello de alivio para el futuro. En momentos así, ¿de qué podemos estar seguros?

De que Dios está con nosotros en las tribulaciones. Nuestro Padre celestial nos consuela por medio del Espíritu Santo. El Señor quiere que estemos conscientes de su presencia constante para que la conciencia de su amor y su poder nos ayude a sentirnos seguros. Dios entiende lo que es sufrir, ser rechazado, o perder a un ser querido. Comprende las tentaciones y los obstáculos que enfrentamos. Él se ha asignado a sí mismo la tarea de llevar las cargas de sus hijos (Salmos 68.1-9), y brindar paz a nuestros corazones afligidos. El Dios que camina con nosotros no puede ser obstaculizado o limitado por nada, y por eso no tenemos razones para temer (Mt 19.26).

Dios tiene un propósito al permitir las pruebas. Esto se ve claramente en la historia de José, cuyos hermanos lo vendieron como esclavo. Dios había previsto que esos años prepararan al joven para que se convirtiera en primer ministro de Egipto. José no podía ver el propósito de Dios -al igual que nosotros la mayoría de las veces-, pero conocía el carácter del Señor y confiaba en Él. La fe de José fue recompensada cuando fue capaz de salvar a su familia (Gn 45.1-8).

Estamos llamados a vivir una vida de fe. Eso significa que debemos creer las promesas de Dios, aun cuando nuestras circunstancias nos desconcierten. Cuando los problemas le rodeen, recuerde esta verdad: Dios nunca le desamparará ni le dejará (He 13.5), y los buenos propósitos de Él siempre se cumplirán (Pr 19.21).

(De encontacto.org)
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Comentarios:
Señor enséñanos a cada día confiar en ti, aunque no podamos entender lo que esté ocurriendo,  ni le encontremos sentido.

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