martes, 5 de marzo de 2013

“Escuchar a Dios”


Lectura bíblica en 2 Samuel 7:8-22 (8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; 9 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, 11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. 17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. 18 Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí? 19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová? 20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová. 21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo. 22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos)
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De todos los héroes de la Biblia, de pocos se habla con tanto respeto como del rey David. ¿Qué lo hizo tan especial? David se preguntó lo mismo (2 S 7.18). La mejor respuesta es, simplemente, que él era un hombre que escuchaba a Dios.

La rectitud no es posible, a menos que escuchemos al Padre celestial. Cuando lo hacemos, recibimos de Él guía, dirección, disciplina y aliento. Notemos cuatro cosas que él hacía cuando meditaba en Dios:
  • 1. Examinaba su pasado. Aunque David había cometido pecados graves, esos tiempos difíciles le enseñaron a ser humilde. Mirar hacia atrás lo ayudaba a recordar la fidelidad de Dios.
  • 2. Reflexionaba acerca del carácter del Señor. Cuando nos enfocamos en los atributos de Dios, crecemos en nuestra comprensión de quién es Él. Esto daba como resultado una relación más personal e interactiva.
  • 3. David recordaba las promesas de Dios. Sabía que el Señor había dirigido siempre, y con gran éxito, sus pasos.
  • 4. Hacía peticiones a su Padre celestial. Dios nunca tuvo en mente que nos defendiéramos solos en la vida. Él siempre está listo para actuar en beneficio nuestro.
Piense en cómo conversa usted típicamente con Dios. Si usted es el único que habla cuando ora, necesita hacer algunos ajustes. Así como el Señor le hablaba a David, Él tiene también muchas cosas que decirle a usted, si simplemente permite que le hable.

(De Ministerios En Contacto.org)
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Cuando la Palabra de Dios nos habla de que David se puso delante de Jehová, pudiéramos interpretar que él no se sentía digno para hacerlo, pero estaba claro de que solo en esas manos estaba la diferencia de su vida.

Cuando habla de que le toma de detrás de las ovejas, nos muestra un ejemplo de que de ser un nadie, le hace grande…un príncipe!. Y es lo mismo que Dios hace con nosotros cuando nos rendimos a Él.

Cuando nos dice que nos dará descanso de los enemigos… nos enfatiza que lo que entendemos como nuestras batallas, no son nuestras… sino Suyas, y que lo que nos molesta, Él lo controla mejor que nadie.

Cuando David le dice a Dios…Tú conoces a tu siervo, él sabía que por más que tratara de ocultar alguna cosa, estaba al descubierto delante de la presencia del Supremo… Dios conoce nuestro corazón y discierne nuestros pensamientos, aún antes de que hablemos.

Y para concluir, hoy vemos que  andar en rectitud -para mucha gente-  se hace cuesta arriba, por lo tanto hay una invitación a escuchar y seguir la dirección de Dios…y todo será diferente!

Siempre que estemos dispuestos a dejarnos guiar por el Señor: Oremos, pero tomemos tiempo para que Él hable; y entonces recibiremos Sus consejos, sus pautas  y  entraremos en el gozo perfecto.

Anímate…Dios es real!

Dios te bendiga

Wilda

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