Mateo
11.28-30 “Vengan a mi todos los que están
trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven Mi yugo sobre ustedes,
y aprendan de Mí, que Soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso
para sus almas; porque Mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Amén.
Entregarle
nuestras cargas al Señor, para llevar Su yugo, puede parecer un intercambio no
rentable. Pero, sí que lo es. Ese es un símbolo de la transformación del
creyente: entregar nuestra carga al Señor implica someternos por
completo a Él.
La
ilusión nuestra de tener control sobre las circunstancias nos da falsa
sensación de seguridad. Hasta tanto no permitamos
que el Padre celestial maneje nuestra vida, seremos dirigidos por
nuestros problemas, muchas veces, sin escapatoria.
A través
de la oración, la meditación y la lectura bíblica, debemos
aprender a andar de la misma manera que lo hizo nuestro Señor y Salvador.
Cuando nuestros
pasos comienzan a alinearse con los de Él, nuestro nuevo yugo traslada el peso
de nuestros problemas a Sus hombros.
Dios nunca
permitirá que el justo sea sacudido más allá de lo que pueda soportar, porque Él es fiel.
Cuando
decidimos confiar en Dios, el peso de los problemas
que haya en nuestros hombros pasará a los de Él.
Feliz día.
¡Y que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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