Juan 3.17-18 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Amén.
La fe que salva no es por imposición humana, se compone de conocimiento que viene de Arriba. Que se nos revela, no por carne ni sangre, sino del Padre. Y confiando que es Jesucristo el único y suficiente Salvador.
Es que entiendas que Jesucristo es Dios mismo. Léelo en Juan 10.30 o 17.20-22. Él dejó a un lado sus privilegios divinos, tomó forma humana y habitó en la Tierra (Filip.2.6-7), por causa tuya y mía.
Solo Jesucristo ha vivido una vida perfecta (que nadie, por más que se esfuerce, lo logra), dándole derecho para ser nuestro sustituto. Su muerte en la cruz abrió el camino al perdón, la reconciliación y la paz con Dios.
Jesús tuvo que morir, porque nada que nada que nosotros hiciéramos podía salvarnos de la condenación eterna, ya que todas nuestras “buenas obras” están contaminadas por el pecado.
Cuando entendemos y aceptamos la obra de Cristo, nos convertimos en miembros de la familia de Dios --Única manera--. Y nuestra alma se asegura eternamente en gloria.
No te dejes engañar más, ningún
mortal igual que tú, salvará tu alma de la condenación. Sus manipulaciones,
engaños y ceguera no sigan siendo para ti. ¡Abre los ojos hoy!, y recibe
al verdadero Jesucristo, como tu Señor y Salvador.
Que tengas feliz día.
¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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