1 Pedro 5.5-6 “Jóvenes, estén sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestidos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humíllense bajo la poderosa mano de Dios, para que Él les exalte cuando fuere tiempo”. Amén.
Te invito a identificar tres áreas de tu vida que son zarandeadas por el orgullo, y a confrontarlas proactivamente.
A continuación, algunas áreas de orgullo, y soluciones para combatirlas.
Las posesiones. Estas se combaten, comenzando por dar. Honrar a Dios con el diezmo es buen punto de partida. El siguiente paso es darle a alguien que esté necesitado, pero sin divulgarlo; manten la generosidad lo más secreta posible, como nos refiere Mateo 6.1-4, que te invito a leer.
La posición. Reconozcamos que todo lo logrado es porque Dios lo ha concedido. Toda posición en este mundo importa solo en la medida en que la usemos para glorificar a Dios.
Los privilegios. Vamos a darnos cuenta de que muchas cosas de las cuales nos enorgullecemos son el resultado del privilegio. Nadie se hace a sí mismo.
Sin importar cuán duro hayan trabajado, otros se han sacrificado para dar las oportunidades y libertades que disfrutan. Es solo la gracia de Dios la que nos ha bendecido.
¿Estarías dispuesto, en esta semana, a cultivar la humildad? Cuando estés dispuesto a confrontar tu orgullo, Dios lo reemplazará con un espíritu que se ajusta al de Cristo.
Feliz
día.
¡Que
Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:En.Contacto)
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