Salmos 50.14-15 “Sacrifica a Dios alabanza, paga tus votos al Altísimo; invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. Amén.
Cuando te sientas atrapado y sin salida visible, acude al Señor y espera en su liberación.
La vida real, así como en las películas, también muestra momentos sin salidas. Tratando de ver por dónde salir, nuestras oraciones se llenan de ruegos por liberación, sanidad física, cambio de circunstancias o de provisión.
¿Alguna vez han considerado, además del auxilio físico, la liberación espiritual? Jesucristo nos liberó del poder y el castigo del pecado. Él sabe que somos impotentes, frente a hábitos pecaminosos, emociones incontroladas y pensamientos impíos. Él anhela, de todo corazón, liberarnos de esos pecados.
El salmista (Asaf, en este caso), animaba a clamar a Dios por rescate. Admite tu impotencia ante Dios, y ante ti mismo. Confiesa cualquier temor, orgullo o incredulidad. Luego, dirige tu mirada hacia el Señor.
Permite al Espíritu Santo llenar tu alma con las verdades bíblicas. Medita en Ellas, y comprométete a obedecerlas.
Aprende a confiar en Dios, y a esperar que te transforme internamente. Tu sensación de impotencia será reemplazada por la alegría de ser libre.
Feliz
día. ¡Que el Señor poderosamente te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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