1 Juan 1.6-7, 9: Si decimos que tenemos comunión con Dios, pero andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como Dios, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos, y limpiarnos. Amén.
Estando conscientes de que Jesucristo pagó por nuestros pecados; NO necesitamos castigarnos. Su sacrificio nos hace libres de culpa.
Hay dos tipos de culpa: la bíblica y la falsa.
La primera se origina al violar las Sagradas Escrituras. No es un sentimiento, es una realidad; nos lleva a entender que, si pecamos, debemos arrepentirnos.
La segunda es seguirse sintiendo culpable después de confesar un pecado. En Cristo, Dios nos ha perdonado. ¡Seamos libres de la culpa ya!
Hay gente que batalla con la falsa culpa. Se basa en enseñanzas legalistas que llevan a reglas difíciles de seguir, y a seguir un perfeccionismo que hace pensar que se ha fracasado.
La culpa hace dudar del amor y la salvación de Dios, dando paso al miedo y la inseguridad, haciéndonos incapaces de disfrutar lo hermoso de la vida. Además, abre puertas al estrés físico, emocional y mental.
En Cristo, aprendamos a vivir libres de culpa. NO hay condenación para los que estamos en Él, y andamos conforme al Espíritu (Rom. 8.1).
Muy feliz día. Que decidas liberarte de tu culpa, en Cristo
¡Que Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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