ROMANOS 15.4-5 “Porque
las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las
Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la
consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús”. Amén.
La vida cristiana no es fácil, pero, como hijos de Dios, tenemos ayuda especial.
En los momentos
difíciles pudiéramos creer que los problemas nos desbaratan. Debemos
optar por apoyarnos en nuestro Padre celestial, quien ve toda nuestra
lucha, nunca nos deja solos, además nos da consuelo y fortaleza.
Perseverar es la
determinación de seguir adelante y no rendirse. Y es Dios quien nos da esa determinación. ¡Qué gloriosa esperanza!
El Señor es bueno, y no
lo es solo de carácter, Él sabe dar cosas
buenas. Con el gran componente de que sí que sabe lo que es mejor para
nosotros en cada momento.
Dios permite las
dificultades porque serán beneficiosas, así que no nos desanimemos con ellas, y agradezcámosle -por
adelantado- la forma en la que nos sacará adelante.
El Señor no quiere que
estemos ansiosos, sino que acudamos a Él con toda
nuestra preocupación. Hay gran consuelo en conocer y confiar en la
gracia de Dios para sostenernos en las pruebas.
¡Qué consuelo saber que
el Señor está presente y vive en nosotros! Busquémosle con firmeza en cada situación.
Muy feliz día. ¡Dios
te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
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