DOMINGO 02.03.25
TU PALABRA SABIA DE
HOY
SALMOS 145.1-3, 10, 21 “Te exaltaré, mi
Dios, mi Rey, bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te
bendeciré, alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es
Jehová, digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable. Te
alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan. La
alabanza de Jehová proclamará mi boca. Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre”. Amén.
Dios describió al rey David como un hombre
conforme a su corazón, que le escucharía y haría su voluntad (Hechos
13.22). ¿Cómo saber si eso nos caracteriza a nosotros?
Esa respuesta está en los salmos de David,
para quien el Señor era la prioridad de vida, como el objeto de su confianza
y adoración.
Su amor por Dios se desbordaba en sus
palabras de alabanza.
De hecho, esta descripción se aplica a cualquiera cuyo corazón se asemeje al
del Señor.
David supo decir que era mejor la
misericordia de Dios que la vida, por lo que sus labios le alabarán (Salmos 63.3).
¿Ves a Dios de esa manera? ¿Lo amas con ese entusiasmo? ¿No te avergüenzas
de Él?
Sabemos que algunas personas son más
propensas a las demostraciones fervientes de adoración que otras. Ahora bien, el corazón siempre debe de estar
motivado por el mismo tipo de amor y devoción.
Nuestro Padre celestial es digno de toda nuestra
alabanza:
De labios, de corazón, de acciones, de palabras… ¡Es alabanza con todo!
¡Que Dios nos ayude y bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)
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