MIÉRCOLES 30/10/24
2DO. DE SAMUEL 24.24 “Y el rey (David) dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por 50 siclos de plata”. Amén.
Cuando David quiso
construir un altar para el Señor, Arauna el jebuseo quiso darle tierra,
bueyes y todo lo que necesitaría. Pero David sabía que los holocaustos que
no le costaban nada no serían un sacrificio aceptable para el Señor.
De igual modo, el
sacrificio que Dios hizo de su Hijo no fue gratis; de hecho, fue
extremadamente costoso.
A menudo escuchamos
hablar de la gracia de Dios como un regalo que se nos da libremente. Y
aunque es cierto que nosotros no tenemos que pagar, pero tuvo un precio muy
alto.
En respuesta al generoso
regalo de Dios, deberíamos ofrecerle también nuestros mejores regalos.
Con gran frecuencia nos
limitamos a cumplir con formalidades, pero sin grande interés; o reservamos
nuestra mejor energía para nosotros o para otros.
Hasta dejamos a Dios
para más tarde, confiando en que volveremos a Él cuando
tengamos un minuto. Pero el tiempo se nos pudiera escapar antes de
cumplir con nuestras intenciones.
¿Habrá alguna parte
de tu vida que Dios anhela que compartas con Él? Seamos como David, demos
a Dios lo mejor de nosotros, no solo lo que nos sobra.
Muy feliz día. Que
Dios te bendiga y guarde.
Evangelista Wilda
Messina
(Refer. En.Contacto)
Lectura completa:
https://www.biblegateway.com/passage/?search=2%20Samuel%2024.10-25&version=RVR1960
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