29.06.2024
Lucas 6.27-29 “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues”. Amén.
En su famoso Sermón del monte, Cristo nos dice que amemos a nuestros enemigos y los tratemos bien. Es que estamos llamados a tener amor incondicional, no uno superficial o por meros sentimientos de buena voluntad. Es con la clase de amor más profundo que podamos mostrar. Cuando elegimos amar, nuestras emociones siguen la decisión de nuestra mente.
Por ejemplo, al orar por nuestros enemigos, nuestro corazón cambia, quizás no de inmediato, si con el tiempo. Y cuando pedimos a Dios que nos ayude a expresar a nuestros enemigos el amor genuino de Cristo, también somos transformados. Ese es el tipo de oración que Dios se complace en responder.
Todo resentimiento solo produce negatividad, pero reacción misericordiosa trae consecuencias profundas.
Dios tiene un plan de redención para cada persona, y nosotros tenemos la oportunidad de participar en ese plan cuando mostramos el amor incondicional del Señor.
Cuando optamos por amar y orar por quienes no lo merecen, somos transformados.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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